El Centro de Cultura y Juventud La Maranya lleva ya más de cinco años ofreciendo una amplia programación dirigida principalmente a los más jóvenes, aunque también educando en la participación y fomentando un ocio alternativo. Noel Tomás, el presidente de la Asociación de Casas de Juventud de Castellón, de la que forma parte el proyecto, nos explica qué ha supuesto el proyecto para la juventud benicense.
-¿En qué consiste el Centro de Cultura y Juventud La Maranya?
-El Centro de Cultura y Juventud La Maranya es un espacio donde los jóvenes y no tan jóvenes pueden realizar cualquier actividad que pueda interesar al pueblo o a ellos mismos. Digo no tan jóvenes porque en realidad, en la parte de cultura del proyecto, entra también un grupo de más mayores como son el grupo de batucada y el de consumo, pero sobre todo se centra en los más jóvenes, para resaltar su importancia en el proceso de creación de la asociación así como en el desarrollo posterior de las actividades. Básicamente, es un espacio donde crear y dar soporte a las acciones y actividades que a partir de este proceso pudieran surgir.
-La programación que ofrece es bastante variada. ¿Qué actividades destacas?
-Como actividades a destacar, principalmente son algunas de las puntuales que llevan a cabo los propios jóvenes, siendo éstas las más reconocidas, como la casa del terror, a la que asistieron en su última edición más de 300 personas y que consiste en decorar el espacio como un pasaje de miedo coincidiendo con la festividad de Halloween. Además, ahora también se han celebrado las jornadas de juegos de mesa y rol – JOBEM que tuvieron este año su primera edición con muy buena acogida. Durante el año, complementariamente se organizan diferentes talleres dirigidos a adolescentes como el de teatro o cocina.
-¿Qué tipo de público participa en el proyecto y cuántos socios hay actualmente?
-El número de socios es de 130 y su nivel de implicación es bastante diferente, ya que no todos se implican en el proyecto de la misma manera. Unos lo hacen económicamente y otros se implican participativamente. En cuanto a las edades, también son muy variadas, ya que el centro, al estar formado por diferentes grupos abarca una amplia franja de edad: por un lado está el Esplai Cataflai que abarca de 6 a 12 años, por otro el Centro Juvenil con adolescentes de 12 a 17, los jóvenes a partir de 18 se implican en el grupo de animadores voluntarios y, por último, están los grupos de batucada y consumo ecológico para un público adulto.
-Este año el centro cumplió cinco años en activo. ¿Qué crees que ha podido aportar al municipio en este tiempo?
Principalmente, una versión de ocio alternativa y propuestas diferentes a las que Benicàssim tiene, sobre todo en invierno, ya que al ser éste un municipio turístico, la mayoría de su programación se encuentra en verano, mientras que en invierno se queda un poco coja para adolescencia y juventud. Maranya aporta ahí una programación bastante interesante, sobre todo entre semana y también en fin de semana si los jóvenes así lo solicitan. Aparte, el grupo de Esplai aporta una alternativa para la infancia en fines de semana y un espacio de ocio diferente y cultural.
-Como profesional de la juventud, ¿cómo ve el panorama juvenil en el municipio?
A nivel de los jóvenes, hemos podido detectar que hay jóvenes que no se implican en nada, que cuestan mucho de mover y, en cambio, otros que se implican un montón. Es difícil encontrar un punto medio. Tienes jóvenes que se pasan todo el día aquí en Maranya haciendo voluntariado, esforzándose y participando del local o jóvenes que ni saben lo que es. Y esto no es porque no se insista, ya que se hace difusión por todas las redes y e, incluso, por el IES, pero no se les llega o ellos no llegan luego aquí. Sin embargo, este otro contrapunto de gente muy implicada destaca mucho ya que le echa más horas al proyecto que ninguna otra Casa de Juventud que yo conozca.
Además, al ser un municipio tan viciado del ocio consumista, se ve cómo se empieza a consumir alcohol a edades tempranas y los jóvenes tampoco tienen alternativa, la mayoría del ocio que se potencia desde Benicàssim son festivales y demás. Por ejemplo, ahora vamos a tener otro festival en Benicàssim, que considero que está muy bien, pero se olvida constantemente la parte de adolescencia ya que ese mundo aún les queda grande a mi parecer.
-Además de La Maranya que es una iniciativa privada, concretamente una organización sin ánimo de lucro, desde el ámbito municipal existe algo parecido como el Casal Jove ¿En qué se diferencia el proyecto de La Maranya de un proyecto como el del Casal Jove municipal?
-La primera diferencia entre el Casal y La Maranya es obvia, el Casal es una institución municipal, un local municipal, con personal municipal y esto surge de una asociación. Una asociación es la población organizada que intenta hacer alguna actividad o darse apoyos unos a otros para conseguir un objetivo. Yo creo que eso es una diferencia muy importante, ya que aunque el Ayuntamiento intente estar cerca de la población, nunca lo va a estar como la propia población, entonces incentivar las iniciativas que salen desde la propia población organizada me parece interesante. Sobre todo, población organizada, no vale de cualquiera.
Otra diferencia importante, sería el tipo de ocio que se promueve de una y de otra. Mientras que en esta entidad siempre intentamos potenciar la participación entendida no solo como pedir sino también trabajar, tomar decisiones y asumir responsabilidades, desde el Casal Jove a mi parecer, por lo que veo de su programación, las actividades son mucho más puntuales, del estilo casa del terror nuestra, en las que haces la actividad y te vas. Nosotros no potenciamos eso y el ejemplo es que nuestra casa del terror, aunque sea una actividad por la que la gente pasa una vez y luego ya no vuelve, la organización surge de gente de la asociación y no de gente contratada.
-Hacía mención anteriormente a otras casas de juventud, entonces ¿La Maranya es un proyecto en red?
-Sí, Maranya es un proyecto en red y forma parte de la Federació Valenciana de Cases de Joventut que es una federación que nos da un cobijo a nivel legal y de seguros. Ayuda a las asociaciones a no trabajar solas por muchos motivos, entre ellos, la carga burocrática a la que éstas se ven sometidas. Por ello, La Maranya no tiene entidad jurídica como tal, sino que es una unión de diferentes casas de juventud de la provincia.
La carga de llevar una entidad es muy elevada y el conseguir una junta directiva joven que se implique hasta el nivel de llevar todo ese papeleo y todo lo que implica es casi imposible. Entonces tener el alivio de contar con más gente para poder conseguir esas personas o con otra gente para quitarte de encima esa faena, te permite a ti dedicarte más a la actividad y no tanto a la carga burocrática que conlleva mantenerla. Además ver gente que lleva a cabo proyectos similares a ti en otro municipio y darte cuenta de que no estas solo, siempre es reconfortante y ayuda a continuar.
-¿Cuál es el origen de este tipo de proyectos?
-Las Casas de Juventud nacen en Europa a partir de la II Guerra Mundial y de intentar movilizar el sector juvenil que tenían más abandonado. En la Comunidad Valenciana lo heredamos de Cataluña y de Aragón, ya que allí el movimiento de Casas estaba más impulsado y nace hace más de 20 años. Estos proyectos son una forma diferente de trabajar con los jóvenes sobre los que a la administración le cuesta un poco entender, ya que en ellos la clave es no darle las cosas hechas a los jóvenes sino intentar que ellos programen sus propias actividades, cosa que en Europa se lleva haciendo bastante tiempo y ya está más arraigado.
-¿Por qué considera necesario este tipo de proyectos?
-Considero muy necesarios estos proyectos ya que la etapa de la adolescencia es una que tenemos muy olvidada, ya que la infancia tiene sus actividades y sus castillos hinchables en fiestas y los jóvenes adultos y más adultos tenemos las verbenas pero, sin embargo, la parte de la adolescencia no tiene actividad propia y desilusiona muchas veces porque haces y no consigues que participen. Todo ello viene a raíz de que si no haces con ellos, ellos no van a participar.
La administración debería potenciar el trabajo desde los jóvenes y no para los jóvenes y no olvidarse de ellos. Muchas veces se olvidan de los adolescentes por un motivo u otro pero ellos son el futuro y la adolescencia es una etapa en la que se marca radicalmente cómo va a ser la persona adulta. Por lo tanto, siempre que la sociedad lleve a cabo un proyecto, la administración debe apoyar y dejar hacer ya que, como he dicho antes, la administración nunca va a estar tan cerca de la población como la propia población.