“La época más feliz de mi vida”. Así recuerda el reconocido periodista y escritor castellonense Manuel Vicent los veranos en Benicàssim donde pasó su adolescencia, especialmente sus estancias en el hotel Voramar. Unos años que, sin duda, le marcaron como para escogerlos entre la extensa línea del tiempo e inmortalizarlos a través de la exitosa novela El león de ojos verdes.
Y es que, según explicó el escritor de La Vilavella a este diario durante una entrevista en este mismo emplazamiento escenario de la literatura y el cine, “el verano del 53, cuando tenía 17 años, me marcó al constituir un cruce de caminos”.
El autor eligió retratar ese verano en su libro porque este hotel “fue muy importante para mí, me enteré del pasado histórico de la guerra, tuve una crisis religiosa, donde te enamoraste por primera vez…”, relató echando la vista atrás a una temporada vital en su vida en la que también Berlanga, quien después fue su amigo, estaba rodando la película Novio a la vista.
Aunque también guarda especial recuerdo, además de su pueblo, de los veranos en los que pasó su infancia en la playa de Moncofa, en una casa de pescadores que alquilaron sus padres, y las excursiones que de más adulto solía hacer con unos amigos por los montes castellonenses, por Penyagolosa y la Sierra de Espadán.
CONFERENCIA // Manuel Vicent volvió a visitar su tierra con un motivo: impartir junto a José Antonio Bastos, presidente de Médicos Sin Fronteras de España, la conferencia Diálogos sin fronteras en el Teatro del Raval, dentro de la campaña que la oenegé ha lanzado en algunas ciudades españolas como Castellón para dar más a conocer el importante y necesario trabajo de la asociación.
Y es que según recalcó Bastos, en reconocimiento a los reportajes de Manuel Vicent, en especial con su experiencia en el 95 en Ruanda, y su vinculación y compromiso con la asociación solidaria “la tarea periodística de difundirlo es tan importante como la de ir a ayudar”. “A partir de conocer los problemas es cuando empiezas a sensibilizarte”, afirmó el presidente nacional de la oenegé. Y ése ha sido el objetivo también en Castellón en un diálogo “espontáneo” y de “compartir experiencias”, según indicó Vicent.
Por su parte, Bastos también aprovechó para reivindicar la “despolitización de las ayudas en forma de intervenciones humanitarias militares, al menos en algunos casos, al suponer graves dificultades para realizar su trabajo en países inestables política o económicamente y relacionar a los cooperantes con una ideología determinada”, como una de sus máximas preocupaciones.