Cada año, a mediados del mes de julio, me acomodo en mi butaca junto a mi refresco y palomitas, en cualquiera de las calles de Benicàssim para ver la reposición anual, al estilo de La Primera en Semana Santa, del éxito sin precedentes de los últimos tiempos en la localidad, Goodbye FIB.
Empiezan los anuncios, la previa a la película. Acomódense en sus butacas. Se hace o no, se va o no se va ,alquileres, subvenciones varias, dificultades de última hora y venta previa de entradas superiores a cualquier anterior edición, todo ello aderezado con las últimas incorporaciones a un cartel que cojea cada vez más si lo comparamos con lo ofrecido en otras salas por menor precio.
En este punto de la historia es dónde os invito a realizar un ejercicio de comparación cinematográfica. Propongo un título. Goodbye Lenin. En este film, una acólita al régimen alemán oriental cae enferma mientras se da, sin ser consciente de ello, la reunificación de Alemania. Sus hijos, intentando minimizar el shock que esto puede suponer para su madre, montan un espectacular atrezzo para que todo siga siendo igual que en la anterior situación.
Lo mismo ocurre en las calles de Benicàssim. Se nos quiere hacer creer, pero nada es lo mismo, que el FIB es lo que ha sido siempre cuando, desde los locales de hostelería asistimos, año tras año, a cambios importantes que no siempre creemos positivos para el sector.
Público objetivo, sensibilidad con la población, capacidad de consumo, diversificación del impacto sobre diferentes zonas… Éstas, entre otras muchas razones, nos llevan a preguntarnos qué aspectos han podido plantearse mal a la hora de diseñar un mejor impacto económico del festival en los pequeños negocios locales.
Creemos importante reflexionar sobre medidas que sirvan para que el FIB vuelva a crear ilusión entre todos los sectores de la población. Si no se hace pronto, los niños de la sala –entiéndase como ruido las regañinas políticas– harán que nos distraigamos y no podamos continuar viendo la película.
Intentemos poner orden desde todas las partes implicadas, por el bien de todos y de Benicàssim en particular. Sino, en breve, tendremos que cambiar de peli.
¿Os gusta ‘Volver a empezar’? Puede ser una opción.