Entrevista Eva Bellido / Responde Joan Herrero, cantante y fundador de Los Manolos
– Son muchos los que este viernes, 26 de abril, no faltarán a la cita y se irán de parranda con vosotros porque actuáis en el Festival Flamenco de Benicàssim (23.30h, escenario bulevar, con entrada gratuita). ¿Será la primera vez que deis un concierto aquí?
– Sí. En el formato de festival flamenco, sí. En Benicàssim no recuerdo exactamente, llevamos muchos años de trayectoria y acordarme de todos los sitios es difícil, pero creo que sí que hemos actuado alguna vez.
– Después de los conciertos de Yo fui a EGB, con un título que identifica a toda una generación, ¿este espectáculo forma parte de la nueva gira del 2024 por toda España? ¿En qué otras ciudades actuaréis y qué presentáis?
– Yo fui a EGB lo hicimos el año pasado, quedó en standby y, en principio, no tiene continuidad. Fue un festival muy guapo, de grupos de los 80, un concierto de grandes éxitos, en el que cada grupo hacía cuatro o cinco temas. A nivel de proyectos, este año hemos incorporado cosas nuevas en el espectáculo y algún tema nuevo en el repertorio. El 20 de julio estaremos en el festival Noches del Botánico de Madrid, compartiendo con Gipsy Kings, que será el más potente. Aunque para nosotros todos son igual de importantes, todo el público merece el máximo respeto y admiración por seguirnos después de tantos años de carrera. Nos da igual trabajar delante de 50 o 50.000 espectadores, compartiendo con Rolling Stones o un grupo nuevo.
– Supongo que no faltarán vuestros grandes éxitos, con canciones que todos esperan y que os lanzaron a la fama, como Amigos para siempre, All my loving, El muerto vivo…
– Por supuesto. Te voy a contar una anécdota, cuando estábamos haciendo los ensayos para la actuación de los Juegos Olímpicos del 92 de Barcelona, en un reset en una mesa con Peret, que era un hombre muy sabio, recuerdo que nos dijo: “No os olvidéis nunca de que estos temas, como el All my loving, etc., los vais a llevar a fuego, igual que yo tengo que hacer el Borriquito, o los Rolling el Satisfaction, sino el público se queda despagado de haber ido al concierto y no haberlos escuchado”.
– Os atrevisteis a hacer una versión de All my loving, de The Beatles, en versión rumbera. ¿Cómo se os ocurrió esto? El single terminó convirtiéndose en vuestro primer número 1.
– Al subirse a un escenario no tienes que tener vergüenza, sino no te subes, en el campo de la interpretación dicen que muchos que se suben en la vida privada son tímidos, hay de todo… En aquella época nos conocíamos algunos músicos de diferentes grupos, quedábamos los sábados por la tarde y hacíamos una jam session, con la juerga tocábamos temas estándar de toda la vida, de The Beatles, rock, somos de uno de los tres barrios de Barcelona donde está aglutinada la comunidad gitana catalana e, igual que pasa en La Habana en la calle, empezamos a hacer rumbas. Con la botellita de whiski, íbamos cantando temas de Peret, Gato Pérez… y salió el All my loving, tocarlo a ritmo de rumba. De ahí nos dieron una discográfica y nació todo. Entramos por Radio 3. Fue todo un fenómeno, con 10 locos vestidos con trajes de los 70 y los 80, revitalizando la rumba. Fue un cóctel perfecto para el éxito. Aunque el factor suerte también influye.
– Vais a actuar en un festival de flamenco, ¿qué diferencia hay entre este género y la rumba catalana y por qué están vinculados?
– Hay una base, grosso modo, es el flamenco, pero hay una diferencia, la rumba bebe mucho de los ritmos del caribe, la salsa. Quizás quien irrumpió un poco con rumba flamenca fue Ketama, que también metió salsa. El flamenco y la rumba somos primos hermanos, del género, y tiene sentido que nos hayan contratado. Además, la música no tiene fronteras, todos los estilos beben de otros estilos, y lo bonito es la evolución de la música, no se puede quedar estancada.
– Sois los mejores para contarnos vuestra perspectiva sobre cuál es el estado actual de la rumba catalana.
– Siempre entre nosotros, la gente que nos dedicamos al género, hacemos el símil de decir que siempre la rumba, en general, está en la UVI, no se mueve pero está ahí, es un género que por desgracia se asoció al franquismo, a la dictadura. Pero hay gente que nunca se ha enterado de ello. Ahí estamos dando guerra, y por detrás nuestro vienen empujando grupos nuevos. Hay material para rato y tiempo, y personal para seguir haciéndolo.
– Aunque la rumba catalana no ha pasado por su momento más álgido en los últimos años, no habéis parado de hacer bolos y estáis logrando también cautivar al público del siglo XXI, ¿crees que el festival flamenco de Benicàssim, en una ciudad que es epicentro de la música, puede ser un buen escenario para ayudar en ese camino de volver a poner de moda la rumba catalana?
– Sí. Contribuye mucho a seguir trabajando, te sientes un privilegiado, en los conciertos te viene a ver gente de diferentes generaciones y edades. Pero yo creo que la música es intemporal, hay a quien le encanta la música clásica o la ópera, hay géneros de 200 años o más. Es universal, para gustos, colores. Y cada uno elige la que más le gusta o le apetece escuchar en ese momento. La gente sigue viniendo a vernos, que siguen nuestra música y nos dicen: «Gracias a vosotros conocí a mi pareja, nos casamos y llevamos tanto tiempo juntos» o te vienen a pedir una foto para su madre o te cuentan sus recuerdos: «cuando íbamos de vacaciones en el coche y en el caset escuchábamos Los Manolos». Somos unos privilegiados, hay gente que trabaja para vivir, y que encima te lo pases bien haciendo lo que te gusta, es la caña. A pesar de que no es una profesión lineal, hay altibajos, pero es la hostia poder dedicarte a lo que te gusta y disfrutarlo.
– Estoy segura de que la diversión está asegurada porque en vuestros shows hay parodia, mucho baile y unos looks que no pasan desapercibidos. ¿Qué os llevó a lanzaros a vestiros con trajes tan coloridos desde el principio y con unos looks tan atrevidos? ¿Quién es el estilista del grupo? (Risas).
– En la época de transición, de los 70 a los 80, con el cambio de estilo y tendencias de moda, somos gente de barrio evidentemente, te dabas cuenta, y ligado con la guasa empezamos a hacer los Manolos. La gente de barrio en ese impás cuando se tenía que poner guapo, un traje, a lo mejor no tenía dinero para comprar un traje de pantalón recto y todavía cogía el de campana. Fue una locura de todos, con las jam session, y un cóctel perfecto que funcionó, no lo habíamos pensado para triunfar, fue espontáneo, pensábamos trabajar en bares de música en directo en Barcelona. No era un producto premeditado para vender o funcionar más, éramos gente de 20 años y nuestra ilusión era vernos un par de veces a la semana en el local de ensayo para tocar porque nos gustaba la música. Al principio teníamos que oír que éramos un producto discográfico, y en absoluto.
– ¿Y por qué el nombre de Los Manolos? Representaba al típico hombre español de la época supongo…
– Sí. El típico hombre de barrio, trabajador, que no le han regalado nada, que lo que ha ido teniendo se lo ha ido ganando con el sudor de su frente, y en esa época había muchos con el nombre de Manolo y Manuel. Y de ahí la guasa, el típico de barrio que no tiene dinero para comprar el traje nuevo y tira todavía del pantalón de campana. Fue como un brainstorming de 10 locos aportando ideas.
– ¿Realmente os descubrió y dio a conocer el hermano del Gran Wyoming? ¿Cómo fue?
– Sí, algo así. Yo conocí a un tipo de Barcelona, enamorado de la salsa, Abili Roma. Tenía contacto con Europa, quien tenía la exclusiva para los conciertos en España era su socio, Seju Monzón, músico y hermano mayor de El Gran Wyoming. Tenía un grupo que hacían salsa, estaba en Madrid y tenía un local, El café del mercado. Abili nos vino a ver, fue el primer concierto en un bar de música que dimos en Barcelona. Habló con Seju y le dijo: «Tengo una gente, no tienen maquetas, pero tengo unas fotos». No habíamos ido a un sastre, entonces era echar mano de los tíos, padres… algo espontáneo y fresco… No era premetitado. Cuando ve las fotos, dijo: «¡Qué vengan para aquí!» e hicimos un concierto en el Café del mercado, un escenario pequeño pero muy bien, fue una experiencia fantásttica, y al cabo de mes y medio o dos meses, nos dijo Abili Roma que volviéramos a tocar en Nochevieja allí. Fue cuando conocimos al Gran Wyoming, entró en la office y nos dijo: «¡Hostia! ¿De dónde habéis salido vosotros?» Nos hizo de presentador y nos presentó como «estos que vienen de Barcelona, que todos juntos no hacen ni un carnet de identidad» y así empezó todo, la discográfica.
– La fundación del grupo fue en 1989 y en tan solo tres años vivisteis el que supongo que ha sido el momento más importante de toda vuestra carrera musical, la actuación en los Juegos Olímpicos de Barcelona del 92. ¿Cómo surgió la oportunidad y cómo vivisteis ese momento?
– Todo vino en el 91, el primer año la petamos con el All my loving, era un disco para recordar éxitos de Peret, como El muerto vivo, etc, y temas propios nuestros, funcionó muy bien. Fue una locura, cada día bolo, agotamiento fisico, hechos caldo, y sobre octubre nos citan en la oficina del manager: «Veniros todos, me quiero reunir que hay una gente que quiere hacer una propuesta». Vamos para allá y se nos presentan del Comité Olímpico de Barcelona, del departamento de eventos y nos dicen: «Hace un tiempo que estamos hablando que lo que mejor señala a la ciudad de Barcelona a nivel musical es el género de aquí, la rumba catalana y nos gustaría aglutinar tres generaciones, Peret, Los Amaya y Los Manolos». Nos quedamos en shock. Nos dijeron que no podíamos decir nada porque ellos harían público todos los que intervendrían en la inauguración y la clausura a principios de mayo. Como cinco o seis meses estuvimos guardando un secreto de tal magnitud, aunque sí que se lo dijimos a la familia más directa. Y actuar ahí fue un privilegio. Nos sentimos muy afortunados de actuar en los Juegos Olímpicos y en nuestra ciudad, somos de un barrio a 10 minutos andando de Montjuic. Los recuerdos son brutales, me pinchan y no me sacan sangre. Cuando me di cuenta el estadio estaba a reventar, unas 60.000 personas y el evento fue visto en todo el mundo por vía satélite, por 3.000 millones de personas, que cuando lo piensas en frío dices madre mía. Estoy muy agradecido en cómo nos ha tratado la vida y privilegios. La gente se animó mucho con la rumba y los atletas se empezaron a subir al escenario y aquello se desbordó y fue cuando Constantino dijo que los atletas bajaran del escenario, porque si aquello se hubiera roto la gente se hubiera hecho daño.
– Mucha gente piensa que vuestra versión de Amigos para siempre cerró la ceremonia de clausura de los JJOO, pero realmente no fue así, fue con temas exitosos de los tres grupos de rumba, Peret, Los Amaya y Los Manolos. Todavía no estaba hecha.
– Sí. Todo el mundo tiene esa impresión. Pero realmente la cantaron en la jornada inaugural José Carreras y Sarah Brightman, se hizo este tema para las Olimpiadas, era el himno. A raíz de esto, la discográfica dijo de hacer una versión rumba, en el impás de los JJOO y los Paralímpicos. Y se incluyó en el segundo disco, que se volvió a editar. Cuando hicimos la clausura de los Juegos Paralímpicos la hicimos en directo, y en los Special Games también. Pero en la clausura de los JJOO ha quedado la de los Manolos.
– Las amistades pasan por etapas y a veces también se distancian. Después de algunas separaciones dentro de vuestro grupo, ¿en qué momento actual os encontráis?
– Después de unos años, en los que una parte hiciera un camino y otros otro, la verdad que el reencuentro fue como si nos hubiéramos visto anteayer, el tiempo lo cura, tampoco pasaron cosas tan graves, como para no hablarte en toda la vida. Pero, claro, imagina para ponerse de acuerdo 10… si pasa en una pareja… Pero volvimos y nos lo pasamos de escándalo, lo que tú transmites es lo que reciben, si el público ve mal rollo, en cierta manera se nota, si hay buena onda arriba en el escenario lo reciben, que es lo importante. La relación está bien, ahora somos siete. Dos dejaron el grupo porque querían. Hubo otro que falleció en un accidente laboral .
– Sí. Carles Lordan, que murió en el 2011. ¿Supongo que está presente de alguna forma siempre en vuestros conciertos?
– Sí, en nuestros corazones, cabeza, a nivel personal y cuando subes a un escenario, inconscientemente. Claro que lo tienes en el recuerdo. Él también fue parte del inicio de Los Manolos y miembro fundador. Los 10 fuimos fundadores porque todo surgió de una forma muy espontánea haciendo jam sessions.
– Sois catalanes y cantáis en castellano. ¿Esta cuestión os ha conllevado críticas en Cataluña?
– Si nos vamos a los inicios de la rumba catalana, en pleno franquismo, en la dictadura, el catalán estaba prohibido, igual que el valenciano, el mallorquín… Se hablaba el idioma del imperio, pero sí que se hace rumba en catalán, al mismo ritmo. Tenemos temas en catalán. Dado cómo está el tema hoy en día piensas dos veces en hacerlo o no. Creo que no es de recibo, hay que ser mucho más amplio, a nivel intelectual, enriquecerse con la cultura que todo el territorio español nos puede dar. Cerrarse en banda en hablar solo en catalán no nos lleva a nada, activa más lo que es la incultura, lo que más enriquece de las culturas son los idiomas… hay gente que le escuece mucho y en cambio les hablas en inglés y no les molesta.
– Siempre habéis sido muy reivindicativos. ¿Qué aprovecháis para reclamar en la actualidad a través de vuestra música y vuestros conciertos?
– La igualdad de género, de condiciones, el no a la misoginia, al machismo y el racismo, a todas las cosas negativas que marcan la forma de ser del ser humano, de entender o ver la vida. Siempre hemos reinvindicado esto. Y estamos muy concienciados con los actos sociales. Nunca nos han contactado y han recibido un no por respuesta. Hemos colaborado en gran cantidad de causas de forma desinteresada, en el cáncer infantil, el alzheimer…
– Sois una banda muy numerosa. ¿Por cuántas personas está formada en la actualidad? ¿Y cuántos seréis en la actuación en Benicàssim?
– Somos siete Manolos y cinco músicos de refuerzo, en total 12 en el escenario y no es fácil mover todo esto, la gente no es consciente a veces.
– ¿Por qué nadie debe perderse vuestro concierto de este 26 de abril en Benicàssim?
– Bueno, cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero por darte algunas razones, somos gente súper desenfadada, que lo que transmitimos es buen rollo, ganas de pasarlo bien, de reír, siempre hacemos que canten con nosotros… Si tienes ganas de pasártelo bien, de disfrutar y pasar un rato agradable, ¡no te pierdas a Los Manolos!