Benicàssim empieza el nuevo 2025 con su reto de las últimas dos décadas conseguido, superar la barrera de los 20.000 habitantes. Y es que la localidad costera registra un total de 20.337 empadronados al cierre del 2024, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Superar esta cifra supondrá una serie de beneficios para la localidad costera, de carácter administrativo y económico, como una mayor participación de los fondos del Estado, pudiendo optar a conseguir más ayudas y subvenciones, tanto nacionales como europeas.
Además, conlleva cambios en la composición del gobierno municipal. Y es que, si se mantienen estos datos censales, en las próximas elecciones municipales del 2027, la corporación pasará de tener 17 concejales –que hay en la actualidad como representantes de diferentes partidos en la localidad– a un total de 21 ediles.
También se deberán asumir nuevas competencias municipales y el municipio tendrá una serie de obligaciones y responsabilidades que no tenía hasta ahora.
Una de ellas será, por ejemplo, la necesidad de realizar y aprobar un plan especial de sequía (PES), como están obligadas todas las ciudades de más de 20.000 habitantes. Aunque en este sentido, Benicàssim ya se puso a hacer los deberes, antes de lo estipulado por ley, incorporando este requisito en el nuevo contrato del agua, pese a no haber superado aún la cifra.
Nómadas digitales
Los datos censales reflejan el número oficial de empadronados del municipio, pero la realidad es que la población flotante de Benicàssim es bastante superior y se estima en unas 30.000 personas.
Además, la población multiplica su número de residentes durante los meses de temporada alta, alcanzando los 100.000 habitantes.
La ciudad registró un aumento de empadronados durante la pandemia y se ha convertido en una residencia muy atractiva para los nómadas digitales, por su buen clima, playas, montañas, sendas, oferta cultural, su proximidad a la capital y calidad de vida en general.