Grupo Municipal Socialista // Benicàssim
No sabemos si de falsedades o de injurias, como predica el edil de Educación de nuestro municipio, pero la realidad es que el Ayuntamiento de Benicàssim no quiso incluirse en el Plan Edificant de la Generalitat Valenciana. A lo mejor es que nuestro equipo de (des)gobierno ve otra verdad distinta al mirar por el cristal azulado de las gaviotas populares, si no tiznado de guano de esas criaturas voladoras. Y le vamos a explicar con pelos y señales porque su partido ha proyectado, desde tiempos inmemoriales, eyecciones malolientes sobre le educación pública.
Primero: el colegio Santa Águeda se construyó en la algidez de la cleptocracia popular (2002). Vayan a las hemerotecas y consulten cómo se hicieron desaparecer los documentos sobre la construcción de los colegios valencianos, qué fue CIEGSA, y qué piezas judiciales se están sosteniendo sobre los hurtos a los fondos públicos por parte de los que acompañaban a la sazón conceller. ¿Y del sobrecoste de 400 millones de pesetas del colegio Santa Águeda, qué hay?
Segundo: sabe el concejal de Educación –o debería saberlo por ser su área de dominio— que los colegios tienen un proceso de recepción de obra cuando son nuevos y, a partir de ahí, el encargado del mantenimiento es el Ayuntamiento. Por lo tanto, falta a la verdad cuando echa las culpas a la Conselleria, y más cuando dice explícitamente “con la ley en la mano”. No dicen eso la ley de protección civil 2/1985; el decreto 233/1997; el 132/2010; el 314/2006… Por casualidad, también se han olvidado de apuntarse al Plan Edificant de Conselleria. Ahora nos dicen desde Valencia que las escuelas de Benicàssim “no están en el mapa”. ¿Por qué no quiso ponerlas, señora Marqués? ¿Da juego lo de hacerse la víctima diciendo que la Consellería no nos quiere dar dinero para obras?
Tercero: no explica la inacción del equipo de gobierno popular entre 2011 y 2015 con las escuelas públicas y con el instituto de la localidad. Perdón, acción de Gobierno Popular sí hubo, para eliminar plazas de profesorado y masificar a los niños como si fueran sardinas de bota. Eran épocas de ofrecer –no diremos regalar— gratis el suelo público para que se construyesen colegios privados. De eso, la jefa de los populares valencianos (señora Bonig), sabe un rato porque dejó un recuerdo indeleble en la Vall d’Uxó. No contaremos del empeño de cierto concejal de Benicàssim, ilusionado con regalar la parcela de Mas dels Frares para la construcción de una infraestructura escolar religiosa.
Cuarto: atacar a los maestros tildándolos de ideólogos y de adoctrinadores, como hizo el señor concejal en su último plenario (dicen que la alcaldesa –con mala intención—le pasó la nota), deja muy a las claras que lo único que les interesa es atacar la educación pública, a la Consellería y a su conseller, para sacar tajada política.
Quinto: no por mucho “equivocarse” convertirán la realidad de la depauperación, masificación, degradación y mala prensa que pretenden, en una verdad al estilo Goebbels-Aguirre. Los hechos están ahí: un colegio abandonado del que se preocupan ahora que lo denunciamos, unos niños que estuvieron apretados hasta que bajó la población, unos maestros mal vistos porque algunos “politicuchos” se dedican a echar estiércol sobre ellos. Todo eso, el PP, que se llevó (presuntamente) el dinero de los niños valencianos a manos llenas, dejando la educación como un solar. Qué caray, sin ni siquiera solares.
Ahí tienen cinco razones bien claras para saber que nos gobiernan con el cemento por cara, y no en las escuelas, donde debieron invertirlo en su momento.