Redacción // Benicàssim
La Fiscalía pide para Óscar Lozano, el asesino confeso del crimen machista de Benicàssim –del pasado julio del 2016–, la prisión permanente revisable. Tanto el fiscal, como la acusación particular y la propia defensa de Lozano solicitan para el procesado una pena de 70 años de cárcel.
Si el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial lo sentencia a prisión permanente revisable, al que acabó con la vida de su pareja, Krisztina Szabó, e intentó hacerlo con sus dos hijos, cumpliría la mitad de su condena, es decir, 35 años, sin salir de la cárcel. A partir de ahí, el tribunal iría revisando si la prisión debería ser mantenida cada dos años.
De ser así Lozano, vecino de Benicàssim y que en la actualidad se encuentra en prisión preventiva, no saldría de la cárcel hasta pasar al menos los 75 años, puesto que ahora tiene poco más de 40.
La familia de la víctima pide que «no salga nunca de la cárcel»
La familia de Krisztina pide que Óscar Lozano «no salga nunca de la cárcel», según ha declarado a este periódico su hermana, Eva Szvoren, muy apenada por todo lo ocurrido y quien tiene la custodia de los menores. Exige «justicia para mi hermana, sus niños y por todas las víctimas de violencia de género».
La prisión permanente revisable solo puede aplicarse en supuestos de excepcional gravedad, según la modificación del Código Penal. Es una medida excepcional que aún no se ha aplicado a ningún condenado de la provincia.
De hecho, en España, desde la entrada en vigor de esta condena el 30 de marzo del 2015, solo se ha aplicado en una ocasión, el pasado año con el caso del parricida de Moraña (Pontevedra) que mató a sus hijas menores con una sierra radial eléctrica y un cuchillo.
En concreto, la conocida como cadena perpetua revisable se aplica en asesinatos muy graves, homicidio del jefe del Estado o de su heredero, de jefes de Estado extranjeros y en los supuestos más graves de genocidio o de crímenes contra la humanidad.
Lozano, en el juicio que se ha celebrado esta semana, reconoció los hechos, se declaró «culpable» y se limitó a pedir perdón a los familiares de Krisztina durante su interrogatorio en la sala.
«Era muy celoso y controlador»
La hermana de Krisztina por parte de madre, Eva Szvoren, explicó que sabía que su excuñado «era muy celoso y controlador. Vigilaba el móvil de Krisztina, sus amistades, su forma de vestir y le preguntaba dónde iba», recordando que, incluso, una vez hizo desaparecer una falda que se había comprado.
Llevaban 14 años juntos. «Al principio la relación era buena, estaba enamoradísima y pronto tuvieron los niños». Pero en los últimos dos años la relación empezó a empeorar y a agudizarse su carácter celoso y posesivo, según queda reflejado también en el escrito de acusación.
«Le daba oportunidades porque era muy difícil para ella separarse teniendo dos niños. Estaba muy enamorada y le perdonaba siempre», lamenta Eva Szvoren.
«Krisztina estaba buscando la forma legal de irse con los niños»
Aunque en los últimos meses ya estaba decidida a separarse y abandonar el domicilio familiar junto a sus hijos. Estaba buscando la forma legal de hacerlo. Buscó ayuda en el Centro de la Mujer y estaba preguntando a abogados, pues tenía miedo de que le acusaran de abandono de hogar o secuestro de sus hijos, según relató su hermana, y tampoco quería que terminaran con él.
«Nunca me contó ninguna agresión, pero después sus amigas nos han confesado que algo hubo; una vez creo», explica, muy afectada. «Sabíamos que era un chico raro, una persona que era extraña, pero no esperábamos algo así», lamenta.
«Premeditado»
«Pensamos que él lo tenía todo premeditado, lo tenía planeado porque, si no es así, ¿para qué tienes un cuchillo en el dormitorio?», se pregunta la familia.
«Él sabía lo que quería hacer y esperamos que no salga en 10 o 15 años por buen comportamiento, como en otros casos», asevera la responsable de los niños.
«Ellos estuvieron en el hospital y se recuperaron. Ahora llevan un seguimiento psicológico y están muy bien conmigo. Quieren borrar todo esto», relata Eva.
«Buena madre, dulce, trabajadora y deportista»
«Espero que se quede dentro toda la vida, no por mí, sino por mis niños», pide en declaraciones a este diario, recordando a su hermana –de 43 años– como una mujer «muy buena madre, dulce, deportista y trabajadora».
«Ojalá hubiera tenido la mitad de carácter que tengo yo. Ella tenía un carácter muy dulce y no podemos dejarnos pisar», lamenta.
Krisztina era de procedencia húngara, pero vivía en Benicàssim desde alrededor de 18 años. Era ya muy querida aquí.