Eva Bellido // Benicàssim
El Benicàssim Electrònic Festival (BEF) afronta una cuarta edición, que se celebrará el 31 de agosto y el 1 de septiembre, repleta de novedades, en el recinto de festivales, para despedir el verano y con las mejores previsiones.
Al frente están tres socios, dos de ellos de Benicàssim, Fernando Díaz, Fernando Pizarro y Marco Gómez. «Pensamos que va a ser la mejor edición. La experiencia es un grado y esto se va a notar a nivel de producción». «Vamos por el buen camino y esto se intuye en el ambiente, pues esperamos llegar a los 6.000 asistentes», afirma ilusionado Pizarro (también Dj Pizzicatto).
Una de las principales novedades es el cambio de ubicación. «Nos hemos movido dentro del recinto a una zona más verde, con mucho césped y árboles», explica.
«También habrá un espacio de restauración, así como zona vip, de relax, otra con una araña gigante y párking», añade.
El recinto abrirá a las 19.00 horas, una hora más tarde respecto a años anteriores. «Vamos conociendo a nuestro público y entre el calor que cada año va a más y el horario español de entrar tarde en general, decidimos hacer este cambio», indica Fernando Díaz, otro de los responsables, quien señala que ya hay beffers por todo el territorio español. Venden entradas en Canarias, Baleares, Andalucía, Aragón, entre otras, aparte de la Comunitat.
Los cabezas de cartel son Miss Kittin, San Proper y Andrés Campo. La primera, historia viva de la música electrónica, su estilo electro-techno lleva llenando clubs y festivales desde los 90. Además, fue la última artista en actuar en la fiesta de despedida del FIB en la playa.
San Proper, la vanguardia de los sonidos de Holanda, capaz de mezclar todos los estilos, house, funky, disco… puro espectáculo en cabina, tal y como describen los organizadores.
Mientras, Andrés Campo es uno de los artistas nacionales del momento, residente de Florida 135, considerada la capital del techno, llena salas y ha girado por Japón, Sudamérica, India… Está en uno de los momentos dulces de su carrera.
En total, habrá 35 artistas, tres escenarios, uno de ellos alternativo con una cúpula de 15 metros de alto que creará un espacio idóneo para el baile y la diversión.
«Hemos cumplido un sueño, montando un festival en nuestra ciudad, pero ahora hay que pelear y mantenerse para poder crear algo bonito y que se sienta el pueblo partícipe, ya que pensamos que es el festival del pueblo», dice Pizarro.
Desde el primer momento apostaron fuerte con la contratación de artistas de nivel internacional, aunque tampoco falta el apoyo a los pinchadiscos locales. Este año serán 25.
En cuanto a las fechas, se muestran abiertos a posibles cambios: «Notamos que la gente llega muy saturada a final de agosto. Veremos lo que el futuro nos depara, pero el mes de junio no sería mala opción».