Redacción // Benicàssim
Formigues Festival cerró este domingo su séptima edición, bajo el lema Como el agua, con un balance muy positivo tras haber recibido la visita de alrededor de 8.000 asistentes durante las dos jornadas en el recinto de Villacamp en Benicàssim.
El público familiar disfrutó de una docena de conciertos y más de 60 actividades este fin de semana.
Democratizar la diversión, hacerla accesible y posible a partes iguales, sin importar la edad, es uno de los retos que mueve cada año este macroevento familiar; y, en esta edición, este primer peldaño se cubrió con creces, según la organización.
«El Formigues es un festival en el que las fronteras entre grandes y mayores se diluyen». Quien suscribe la descripción es Marcos Cao, cantante de la Billy Boom Band, que clausuró por la tarde el certamen.
«Todo ha ido rodado y la mar de bien», indicó la directora del festival, Ana Rico, en un guiño a la temática medioambiental y marina que arropó la cita este año.
«Se nota el bagaje y la experiencia del equipo; además no hubo incidencias climatológicas; el mensaje ambiental que lanzamos caló a través de todos los talleres y actividades y el público fue espectacular: una vez más hubo una conexión brutal, se nota que conocen el proyecto. ¡Hemos creado más familia Formigues!”, señaló Rico.
La directora quiso dedicar la edición 2019 a «una persona con mucho espíritu Formigues, Isa Ledesma”, una de las fundadoras del colectivo Reinventhadas, recientemente fallecida.
La última jornada del Formigues comenzó con talento joven, el de Bajo Zero y Muck Snipe, la banda ganadora y finalista del III Concurso de Bandas y Solistas del Formigues.
Una quincena de espacios extramusicales
Entre medias, y distribuidas en la quincena de espacios extramusicales que llenaron de ambiente marino el recinto VillaCamp, se sucedieron las sesiones de yoga para madres y bebés, los talleres de desayunos y meriendas saludables, una concurrida gimkana contra el monstruo de la basuraleza, charlas sobre diversidad afectivo sexual en la zona Sea Parents o clases de cajón flamenco junto a un largo etcétera.
Ya rebasado el mediodía, Borja Catanesi exportó al escenario Formigues su arte callejero y sus malabarismos musicales.
Poco después tomó el relevo la banda catalana Xiula. Fiesta en estado puro en la que no faltó la interacción sin fisuras con el público, que no dudó en corear todos y cada uno de sus pegadizos estribillos, incluido el del indispensable Verdura i peix o el de un remake con With or without you o La Bamba sonando entre papeles de colores.
La guinda de la jornada, y del séptimo Formigues, la puso la Billy Boom Band al completo, porque por primera vez –y ésta es la tercera que pisan el festival- actuaron con todo el quinteto al frente: Marcos Cao y Raúl Delgado (cantante y batería), Juan Díaz-Terán (guitarra eléctrica), Mario de Inocencio (bajo) y Raúl Gómez (guitarra eléctrica y teclados).
«Desde la primera vez, hubo un feeling especial”, dice Marcos. Y ese feeling volvió a hacerse notar. «Formigues y la Billy se parecen. Billy Boom Band es una banda de rock para niños que gusta por igual a los mayores, y el Formigues también. Amamos este festival», concluye Cao.
Poco antes de bajar el telón, el escenario Formigues entonó los últimos compases a cargo de la batucada Rototom con Borumbaia y Asprona Timbals. Percusión y ruido para subir las últimas pulsaciones a una edición redonda para este festival sin fronteras.