Asistimos estos días a una avalancha de buenas noticias para la gastronomía patria. Tres de los diez mejores restaurantes del mundo, según una lista que elaboran algunos que entienden de ello, están en España. Positivo, pero a la vez ilusionante.
¿Ilusionante? Sí, ilusionante. Me explico. Esto supone, en principio, un reconocimiento al trabajo bien hecho, después, una noticia espectacular para uno de los sectores que más está tirando de la economía del país, la hostelería.
Hostelería que olvidada, perseguida y denostada, sigue siendo un sector que contribuye a la generación de un gran número de puestos de trabajo y a la vez es, y debe seguir siendo, un pilar fundamental que complementa, de manera indisoluble, la oferta del sector turístico y su protagonismo en este momento gracias a la enorme importancia que adquiere en la actual coyuntura económica.
Señores, es el momento de demandar el reconocimiento de la importancia de este sector. Es el momento de remarcar el inmenso retorno que desde las pequeñas empresas se realiza hacia la sociedad, los puestos de trabajo, la generación de riqueza, el pago de impuestos que no dejan de aumentar, la vida que da a nuestras calles y el servicio que ofrece.
Es, en definitiva, el momento de reconocer todo lo bueno que aporta a nuestro municipio a nivel económico y así encontrar los espacios de acuerdo para que se siga dando la oportunidad, dentro del marco legal correspondiente, de que se desarrolle estableciendo un marco serio de protección para el sector.
A nivel local, tenemos multitud de establecimientos donde la calidad y la profesionalidad rozan la excelencia. Necesitan el calor de las instituciones y una ayuda real, directa o indirecta, ya que la situación y el entorno actual suponen un alto grado de riesgo.
“Ciudadanos y ciudadanas”, “tenemos que tener claro lo que queremos ser de mayores” y “sostenible””, son palabras que no caen de la boca de los políticos. Bien, es lo que dice el manual que no sabemos quién ha escrito pero que no en pocas ocasiones resulta vacío de contenido.
Por ello, el sector necesita acciones y un ejercicio de valentía política porque, aunque tengamos claro lo que queremos ser de mayores, un elevado número de ciudadanos y ciudadanas de este municipio no podrán, ni por casualidad, llegar a fin de mes con una economía familiar sostenible si se quedan sin su principal fuente de ingresos, su trabajo.
Cuidemos lo que tenemos.