Eva Bellido // Benicàssim
Una Navidad distinta y a miles de kilómetros de sus casas. El turista extranjero sigue siendo el más incondicional a la modalidad del cámping en la temporada baja, atraído por el buen tiempo y los paisajes naturales.
El Bonterra Park, en Benicàssim, es uno de sus preferidos y esta Navidad está al completo, con lo que la diversidad de acentos y procedencias convierten al establecimiento en una especie de torre de Babel.
«Nuestros clientes de invierno son foráneos en su gran mayoría y acuden para largas estancias; hay muchos ingleses, holandeses, algunos alemanes… y se está recuperando el turismo francés, además de captar al nórdico», explica el responsable del complejo, Christophe Delaitre, junto a la familia Bonet Tárrega.
En total, unas 600 personas pasan la Navidad en este espacio. «Este año hemos tenido suerte. El factor climatológico es fundamental. Había muy buenas previsiones para nuestra zona y está haciendo un tiempo espectacular, lo que ayuda muchísimo», indica.
Además, el número de alojados para fin de año sube y alcanzarán alrededor de 850, gracias también a los españoles que optan para Nochevieja por este plan en Benicàssim.
Largas estancias
Un gran porcentaje de los extranjeros se queda en periodos de uno a tres meses. Empezaron a llegar a principios de diciembre y su estancia se prolongará hasta marzo o abril.
Su día a día es tranquilo. «Se levantan muy temprano, van a comprar el pan, desayunan, toman el sol cuando hace buen tiempo, practican algunas de nuestras actividades, deportivas, clases de español, cocina o cata de vinos», detalla.
Además les encanta la bicicleta. «Para ellos es fundamental, y que tengamos tanto carril bici o la vía verde es un punto a nuestro favor. Algunos incluso se van hasta el mercado del lunes en Castelló. También son de comer y cenar temprano o de ir al pueblo a tomar algo», cuenta.
Roland y Danielle Vasselon, de Saint Peray (Francia) llevan ya seis años consecutivos pasando el invierno en el Bonterra.
«Tenemos amigos que conocimos el primer año y desde entonces repetimos. Estamos demasiado a gusto, el servicio de animación, la piscina cubierta, las clases de español, música, baile… De Benicàssim nos encanta hacer senderismo por el parque natural del Desert de les Palmes, el paseo marítimo, las fiestas de Sant Antoni y el Día de las Paellas», relatan.
Paul Hart, un inglés de Sussex, comparte viaje con su pareja. «Es la primera vez, pero ya hemos reservado para el año que viene. Nuestros hijos están muy ocupados, como todos, y tienen su propia familia. Conocemos gente de nuestra edad y aquí hay de todo. Si nos quedásemos en casa seguramente estaríamos en el sofá viendo la tele. Aquí salimos más y nos tomaremos las uvas, cumpliendo con la tradición española», concluye.