Eva Bellido // Benicàssim
Benicàssim despidió el sábado a Fernando Valiente, el murciano afincado en la localidad desde hace medio siglo que tanto se había ganado el cariño de los vecinos. Y es que llegó, desde Pliego, con tan solo 18 años, a este municipio costero para desarrollar unos trabajos en las vías del tren, y ya nunca quiso marcharse. El motivo, el amor.
Formó junto a Magdalena Bellido una bonita familia, que siempre le querrá y recordará. Rodeado del cariño de sus hijos, Ainhoa, Laura y David, y sus cinco nietos, tuvo una vida plena y feliz.
Agradable con todo el mundo, sencillo, amable y siempre dispuesto a ayudar, así le describen quienes mejor le conocen, en un municipio en el que se había hecho su sitio y en el que formaba parte de la junta de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni.
Trabajó durante casi toda su trayectoria como autónomo representando marcas como Nestlé, Ferrero Rocher y chupa chups, entre otras. Diversificó y evolucionó constituyendo la empresa de máquinas expendedoras hasta la actualidad, ofreciendo sus servicios por los pueblos de la provincia, desde Onda hasta Orpesa, en colegios, oficinas de correos, polideportivos, ayuntamientos, comisarías de policía, cooperativas, concesionarios, cerámicas…
Sus clientes eran como su familia y así se reflejó con todas las flores que le arroparon en su emotiva despedida, el sábado, en la iglesia de Santo Tomás, donde tampoco faltó toda su familia de Murcia, pues siempre tuvo muy presentes sus raíces; y también todos los clientes de Dulcemelo, la empresa de chucherías de su mujer, tan querida y conocida en Benicàssim, abierta desde hace 30 años, que endulza las tardes de tantos niños.
La familia de su mujer, de conocidos empresarios locales, también se había convertido en la suya propia y sus cuñados desde el principio fueron como sus hermanos. Incluso había hecho más amistades que su mujer, que es de Benicàssim, y ha quedado demostrado en todo el cariño recibido. Después de medio siglo juntos (a punto de cumplir 50 como casados), Magdalena se queda con todo el amor y solo tiene palabras de agradecimiento por tantas muestras de cariño recibidas y, en especial, para todo el personal sanitario.
El corazón de Fernando dejó de latir el jueves, a los 70 años, después de más de un mes ingresado en el Hospital General de Castellón a raíz de una repentina leucemia, que se complicó. Y a pesar de permanecer todo este tiempo aislados en una habitación, se sintieron como en casa, con una atención que supera el 10 y un cariño como el de su familia de toda la planta de Hematología.
Fernando, Benicàssim te quiere y no te olvida. D.E.P.