El Ministerio de Cultura ha aceptado la realización de las tareas de limpieza necesarias por parte del Ayuntamiento de Benicàssim para proceder a la eliminación de los grafitis de la Torre Sant Vicent y poder restablecer la imagen de la fortificación.
Al tratarse de una actuación en un BIC (Bien de Interés Cultural), el concejal de Obras y Playas, Clemente Martín, ha explicado que se pusieron en contacto con Patrimonio para plantear la consulta. “Nos dijeron que siempre que no modifiquemos algo de la fachada o el entorno no hace falta ninguna autorización”, ha indicado Martín.
Desde el consistorio se ha trasladado que la actuación consistirá “en un vertido de agua caliente para soltar la pintura, sin la aplicación de productos dañinos”, ha añadido el edil.
Los trabajos se desarrollarán con un camión con agua a presión. El Ayuntamiento ha encargado a la empresa Fobesa la limpieza de estas ‘pintadas’, que se hicieron de forma clandestina y dañan la imagen de la fortificación, con gran valor patrimonial.
El objetivo es que se hayan eliminado los grafitis y restablecido la imagen de la torre antes de Semana Santa, dado que el municipio recibe a miles de turistas.
También se irán limpiando las ‘pintadas’ que se hicieron en las casetas de los baños y oficina de turismo próximas, del paseo Torre Sant Vicent, dañando el aspecto de estas estructuras que fueron instaladas durante la renovación del paseo, junto a las dunas y que dan servicio a los usuarios de las playas y visitantes.
Por otro lado, la torre será objeto próximamente de una gran restauración. El proyecto de rehabilitación integral fue aceptado e incluido en la convocatoria del 1,5% cultural del Ministerio de Fomento del 2016, tras varios años de espera. En total, la inversión asciende a 311.000, de los cuales, el Gobierno central aportará 276.937 euros, ayudando así a sufragar el 75% del presupuesto.
El plan de restauración de la torre tiene como objetivo convertir el edificio de origen defensivo en visitable y como sede de actividades de interpretación de su historia, pues está datado del siglo XVI.
El proyecto lleva varios años aspirando a esta ayuda para mejorar los BIC (Bien de Interés Cultural) y en 2015 se quedó a las puertas, ocupando el puesto número 64 de los 63 escogidos por el Gobierno, situándose el primero de la lista de espera.