Eva Bellido // Benicàssim
Benicàssim ha celebrado este miércoles la inauguración de uno de sus bienes patrimoniales más preciados, la Torre Sant Vicent.
La fortificación, construida entre los años 1597 y 1599 para proteger la población de los ataques de los piratas berberiscos y declarada Bien de Interés Cultural (BIC), ya luce tras su rehabilitación y se puede admirar.
Mientras, su apertura al público está prevista para este verano. La intención es que pueda ser visitable a partir del mes de junio, según los planes previstos.
La actuación, que ha hecho recuperar a la torre su esplendor, se ha ejecutado con una inversión de 276.937,88 euros, financiados en un 75% por el Ministerio de Fomento (207.703,41 euros), gracias a la convocatoria del 1,5% cultural del Gobierno de España; y en un 25% por el Ayuntamiento (69.234,47 euros).
El director general de Arquitectura, Vivienda y Suelo del Ministerio de Fomento, Antonio Aguilar, acudió ayer a la inauguración oficial del monumento, junto a la alcaldesa de la ciudad, Susana Marqués; acompañados también del delegado del gobierno en la Comunitat, Juan Carlos Moragues; el subdelegado en Castellón, David Barelles; y el vicepresidente de la Diputación y diputado de Cultura, Vicent Sales.
Función defensiva desde el siglo XVI al XIX
La obra ha consistido en la recuperación original de la fortificación del siglo XVI, que ejerció este importante papel de defensa hasta principios del XIX y que ha sufrido a lo largo de su historia numerosas modificaciones, pues después se utilizó como torre adosada al antiguo cuartel de la Guardia Civil.
Hasta convertirse, ahora, tras su rehabilitación exterior e interior, en uno de los atractivos más relevantes del turismo cultural del municipio.
Dentro se ha habilitado una sala de interpretación y de exposiciones, donde el visitante podrá conocer su historia y su valía dentro del sistema defensivo de la costa de Castellón.
Contenidos audiovisuales
Como explicó Marqués, “queremos dotarla de un contenido audiovisual que posibilite hacer llegar al visitante su historia y su valor, y convertirlo en un exponente de nuestro atractivo turístico, para que sea un aliciente más para visitar Benicàssim y disfrutar todo el año de su entorno natural y cultural”.
“La recuperación de Villa Elisa y su finalización; y la restauración de la Torre Sant Vicent, eran imprescindibles para nuestra ciudad. Los vecinos de Benicàssim sienten estos lugares como propios, como parte de su corazón. Y ahora, por fin, ambos van a ser una realidad”, manifestó la munícipe.
Aguilar puso en valor el trabajo realizado por la alcaldesa y los técnicos del Ayuntamiento para recopilar toda la documentación necesaria para solicitar esta ayuda del ministerio, de la que finalmente se han podido beneficiar los benicenses, con este proyecto escogido entre cientos de propuestas.
Por su parte, Moragues declaró que ésta no es la única actuación financiada en esta provincia por el Ministerio de Fomento, a cargo del 1,5% Cultural, durante el año pasado. También se han restaurado el Palau Castell Betxí y la Iglesia del Antiguo Convento de San Francisco de Benicarló”.
“En total, estos tres proyectos suman una inversión conjunta de más de 871.000 para salvaguardar el patrimonio cultural de los castellonenses y poder legarlo a las generaciones futuras en las mejores condiciones posibles”, afirmó.
Preservar su estado original
Los trabajos en la Torre Sant Vicent se han centrado en conseguir la máxima recuperación en su estado original, con la restauración de las gárgolas y de las escaraguaitas, el borje situado normalmente en las esquinas, según explicaron los profesionales que se han ocupado de la rehabilitación.
Las astilleras se han adaptado a sus proporciones originales y rehabilitado con piedras del mismo formato, ya que se habían abierto cuando se ocupó como cuartel de la Guardia Civil para que entrara más luz. En los años de la piratería eran un elemento de protección, para poder disparar sin que entraran las balas de los enemigos.
Además, se han recuperado las caballerizas, ya que estas torres disponían de construcciones anexas donde estaban los caballos utilizados por los soldados para sus recorridos de control entre torre y torre. Normalmente había cuatro soldados, dos a caballo y dos en la torre para avistar barcos piratas y hacer señales de humo ante posibles asaltos.
Las paredes del interior de la torre han sido recuperadas con una cal de graceno, que es natural pero no mancha y el suelo se ha rehabilitado con cerámicas reutilizadas del mismo formato original.
También se ha mantenido íntegramente la escalera de caracol que sube a la terraza. Aunque debido a su estrechez y dificultosa accesibilidad para algunas personas, se ha instalado un ascensor de tubo con capacidad para dos personas y un peso máximo de 200 kilos, aprovechando y ensanchando el óculo existente, por donde se subía la leña o las balas.