SOCIEDAD Centros médicos
E. BELLIDO // BENICÀSSIM
Cinco años después, el centro comarcal La Bartola de Benicàssim ha reabierto sus puertas. El espacio, situado en un enclave privilegiado en pleno paraje natural del Desert de les Palmes y uno de los tres que hay en la provincia, ya está de nuevo en funcionamiento y atiende, en la actualidad, a un total de 21 pacientes con algún tipo de trastorno mental. Los internos sufren enfermedades como trastorno de personalidad, skizofrenia o trastorno bipolar, entre otros, todos crónicos, aunque con una medicación y rehabilitación adecuada mejoran, según explicó la directora, María Rodríguez. Y tienen edades muy variadas, entre los 18 y los 65 años, mayoritariamente hombres.
Las drogas o momentos altamente estresantes como una selectividad, los exámenes en una carrera universitaria, una mili intensa o el fallecimiento de un familiar son algunos de los motores que pueden desencadenar este tipo de trastornos, aunque la raíz es genética, según indicaron los especialistas del centro, que tratan de darles un plan nuevo de vida. El acceso de los pacientes, “en algunos casos es voluntario, en otros involuntario y en otros judicial”, según señaló Rodríguez. Y su estancia suele ser indefinida o hasta los 65 años, cuando pasan a un centro de tercera edad. Su proximidad ahora con sus familiares también ayuda en la rehabilitación.
Además, participan en actividades integradoras como colaborando en carreras o desarrollan talleres en función de sus necesidades, alguno enfocado a la integración de la familia en el proceso y a que conozcan su enfermedad.
De las 26 plazas disponibles, “todavía quedan cinco libres, que esperamos que se ocupen cuanto antes (solicitándolo a Servicios Sociales), reagrupando a los que estaban dispersos por centros de la Comunitat y estando así más cerca de sus familiares, lo que facilita su rehabilitación”, según indicó la alcaldesa, Susana Marqués, que visitó ayer las instalaciones junto a la edil de Bienestar Social, Vanesa Batalla, y otros concejales de la corporación. Los usuarios le dieron la bienvenida con un discurso y unas poesías.
Una plantilla de cerca de una treintena de profesionales atiende a estos pacientes, desde psicólogos hasta trabajadores sociales, ocupacionales, educadores, celadores y cuidadores, además del equipo de limpieza y cocina.
El centro se cerró para realizar unas obras de reforma, que terminaron en junio del 2010, y a falta de una partida económica para su conclusión –que se inyectó por parte de la Conselleria de Bienestar Social a finales de legislatura– permanecía cerrado. Está en funcionamiento desde principios de junio.