Vamos a cumplir 2 años de gestión de la actual legislatura. Dos años caracterizados por la inactividad del gobierno local del PP. Un gobierno que se ha mostrado incapaz de solucionar los problemas que acucian al municipio.
Problemas que, lejos de verse solventados, han ido incrementándose con el paso de estos años, como: el insólito caso del cierre de la piscina municipal, la sentencia judicial que obliga a la paralización del PAI Benicàssim Golf, el abandono de las obras del Centro de Mayores tras el accidente del desplome de parte del forjado de la cubierta, o su manifiesta insolvencia a la hora de reclamar el pago de la deuda de la Generalitat Valenciana que sobrepasa los 4 millones de euros.
Los problemas en Benicàssim se multiplican, mientras el PP local mira hacia otro lado, obviando la situación de emergencia, cual avestruz hundiendo la cabeza bajo el suelo esperando que pase el peligro.
Mucho pregonaron y prometieron en campaña electoral, dos años después nada queda de aquellas ilusionantes promesas. Nuestro legado era un Benicàssim próspero trufado de nuevos proyectos y con una planificación razonada y definida.
Han pasado dos años y nos encontramos con unos gobernantes que realizan una política de ‘brazos caídos’, sin rumbo, sin capacidad de reacción, sin soluciones a los acuciantes problemas de los vecinos, sin exigir a las administraciones de rango superior su compromiso con Benicàssim.
Un gobierno obcecado en hacer oposición a la oposición, generando con su tozudez un bucle absurdo de política barata y sin sentido. El gobierno de la Sra. Marqués se está dibujando en tonos negros con grandes tintes de sombras difusas y profundos oscuros que definen un futuro incierto y desesperanzador para el municipio.
Y todo ello, pese a disfrutar del mayor presupuesto de la historia en Benicàssim. Un presupuesto de 26.682.601’25 €, generado sustancialmente por los ingresos que los ciudadanos aportamos a través de las diferentes tasas e impuestos. Donde se han permitido el ‘lujo’ de guardar 700.000 € en un cajón, al que han denominado fondo de contingencia, algo nunca vivido en Benicàssim hasta la fecha.
Y aún así, se atreven a esgrimir como excusa a los Recortes que no tienen dinero, cuando las pruebas delatan todo lo contrario. Un gobierno aquejado de una parálisis mórbida que conduce al municipio hacia un callejón sin salida.
Gobernando sin dirección, carente de planificación y ajeno a la realidad y las circunstancias que exigen una reacción y maniobra muy diferentes del ‘trote cochinero’ al que la alcaldesa y sus concejales nos quieren acostumbrar.
La Crisis Global, en su momento más álgido, se cierne sobre la localidad. La situación es muy exigente y en Benicàssim estamos más parados que nunca, mientras, sufrimos las peores presiones fiscales de la historia. Aunque lo peor de todo es que no se ve ninguna luz que nos haga generar esperanzas.