Eva Bellido // Benicàssim
El Ayuntamiento de Benicàssim ha dado un nuevo un paso importante en el proceso de expropiación de los terrenos del recinto de festivales.
El pleno ordinario de diciembre aprobó la desestimación de los recursos de reposición presentados por los propietarios del suelo, con los votos a favor del equipo de gobierno (PP y Ciudadanos), la abstención del PSPV, en contra de Compromís y Ara Benicàssim y la ausencia del representante de Vox.
Era la última parte previa a las actas de pago y ocupación, momento en el que el consistorio obtendrá la titularidad de las parcelas.
De este modo, según el edil de Urbanismo, Carlos Díaz, se continúa con la tramitación del expediente administrativo iniciado, mientras que los dueños podrán seguir con sus reclamaciones.
Díaz indicó que «la valoración se realizó al mismo precio, ya que consideramos un conjunto de espacio, por lo que todos los terrenos se tienen que valorar por igual».
3,6 millones de euros
Gracias a este procedimiento, la zona donde se celebra el FIB estará a disposición del Ayuntamiento todo el año. El coste es de 3,6 millones de euros.
La teniente de alcalde, Cristina Fernández, señaló que el proceso iniciado, hace aproximadamente un año, «va en beneficio de los benicenses y la titularidad municipal del enclave, lejos del casco urbano, permitirá garantizar una serie de eventos de forma regular, desestacionalizar y minimizar las molestias vecinales».
Invertir en infraestructuras
Asimismo, el Ejecutivo municipal remarcó que la adquisición permitirá invertir en una mejora de las infraestructuras. Pusieron como ejemplo la instalación de pantallas acústicas para reducir los niveles acústicos.
La alcaldesa, Susana Marqués, afirmó que «Benicàssim obtiene suelo público que permitirá nueva oferta dotacional en la ciudad, por supuesto para los festivales, pero lo más importante será acabar con la precariedad y la provisionalidad del recinto, que se alarga ya 20 años, y con la incertidumbre que generaba no tener la propiedad», concluyó.
Solo quiero comentar dos datos que nos facilitó don Carlos Díaz, edil de urbanismo. Confirmó en el pleno que existe un informe hecho por un técnico del ayuntamiento que advierte que el coste total de la expropiación deos terrenos del FIB puede llegar a costar 20 millones de euros frente a los 3’6 millones que proclama el equipo de gobierno. El otro dato que facilitó es que hay terrenos dentro del recinto que fiscalmente tributan por 45€ el metro cuadrado. Como es posible que el Sr edil quiera comprar los terrenos a 16€ el metro, si haciendo los tiene calificados a 45€ el metro cuadrado.
Es evidente que para el Sr Carlos Díaz y para su asesora, sin titulación, los benicenses somos tontos y los propietarios son unos «aprovechados» por defender sus intereses.
Yo le pregunto a Ud y a su asesora, lo mismo que le preguntó el edil de VOX, si tan seguros están de su tasación, por qué no se comprometen ante los benicenses a pagar todos los sobre costes de la expropiación que superen a 3’6 millones de euros, con su patrimonio personal?
Repito, salgan a la palestra y digan a los benicenses que Carlos Díaz, su asesora (sin titulación) y el resto de ediles que votaron afirmativamente a seguir con la expropiación pagarán con su patrimonio personal el sobre coste.
Quien tenía que pagar el «sobrecoste» es el catedrático que hizo la valoración a la baja. O sea, que doña Susana y don Carlos vieron la oportunidad de respaldarse en un iforme ad hoc. Con eso contaron con los votos de los que creyeron que ese informe tenía fundamentos profesionales.
Ahora, lo que ponemos en duda es que esa persona que informó tan mal sobre el recinto es la misma que informó de que la piscina costaba 240.000 euros anuales. ¿Qué se esconde detrás de esos informes? ¿Qué vínculos tiene con la Diputación de Carlos Fabra? Alguien que lo investigue y que saque a la luz las reuniones que celebraron políticos y empresarios cuando se decidió cerrar la piscina de Benicàssim y abrirla de nuevo con una concesión que era un chollo para el empresario que la explotara.
Lo mismo puede ocurrir con los terrenos: los expropian por cuatro perras y después los dan en concesión de explotación –mediante subvención millonaria del ayuntamiento– a una empresa que monte festivales durante años. Algo huele mal