CULTURA Festivales de música
El FIB recupera su éxito con el sold out del concierto de Muse y casi 170.000 asistentes
E. BELLIDO // BENICÀSSIM
Vuelven los años dorados del FIB. El festival ha recuperado su éxito alcanzando casi las cifras de sus mejores años, con un balance que arroja cerca de 170.000 asistentes los cuatro días del evento. Son los datos que presentó ayer el máximo responsable del certamen, el director Melvin Benn, junto al presidente de la Diputación, Javier Moliner, y la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, que mostraron su satisfacción por los excelentes resultados.
Y es que, frente al esplendor del récord de los 200.000 asistentes en el 2011 y la crisis del festival que perjudicó su XX aniversario, el FIB “vuelve mirando al futuro con más ilusión que nunca”, después de haber superado los obstáculos de estas pasadas ediciones, destacó Moliner. No en vano, es importante recordar que los asistentes cayeron en 2014 a 120.000 y a 115.000 el año pasado.
Además, Muse –el gran plato fuerte del festival– logró colgar el sábado el cartel de sold out y agotar todas las entradas, con 46.000 fibers a lo largo de la jornada. “Es un día extremadamente feliz”, destacó Benn. Mientras, las entradas del jueves se fijaron en 35.000; cerca de 40.000 el viernes, y el resto el día de ayer.
Los cámpings también han estado “llenos”, indicó el director.
PERFIL PÚBLICO // El casi empate entre el público británico y el nacional sigue, respecto a los años en los que predominaba claramente el inglés. Del total de asistentes, un 48% era de Gran Bretaña e Irlanda, un 46% de España y el 6% restante de otros países, principalmente europeos, con un público “genuinamente internacional”, señaló Benn.
La alcaldesa se mostró, asimismo, tremendamente orgullosa porque esta XXII edición haya tenido “tanta fuerza y actividad como hacía años”. “Benicàssim tiene el mejor festival de Europa, por el ejemplo que supone en calidad y seguridad”, remarcó.
Por su parte, el presidente de la Diputación agradeció la “calidad del cartel y el trabajo para mantener el estándar de calidad que hace que sea de los mejores festivales del mundo”. “Las buenas cifras de este año vuelven a demostrar que apostar por festivales en nuestra provincia es más que rentable”, dijo. Por tanto, “seguiremos estando volcados”. El festival “pasó por momentos complicados y fuimos capaces de superarlos”, recordó haciendo referencia a sus años de crisis. No en vano, según afirmó Moliner, “es un eje estratégico fundamental y queremos que tengan un motivo para volver a visitarnos”.
EFECTOS DEL ‘BREXIT’ // Preguntado Melvin Benn por este periódico por los posibles efectos del ‘brexit’ en el FIB, con la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el director declaró que no cree que afecte al festival. “Los brexiters no tienen ni idea de lo que están haciendo. De todas formas, no creo que el año que viene se aplique. Y a largo plazo no va a afectar”, explicó a la vez que evidenciaba su disconformidad.
La organización ya trabaja en la edición del 2017, que se celebrará del 13 al 16 de julio, de nuevo en el gran recinto de festivales de Benicàssim. Las entradas saldrán a la venta hoy mismo, según anunciaron desde la organización
Estiman un impacto de 50 millones de euros
El impacto directo que produce el FIB en toda su área de influencia, sobre hosteleros y comercios, es de aproximadamente 50 millones de euros, según estiman los organizadores. Así lo trasladó la alcaldesa, Susana Marqués, Marqués, ayer, durante la presentación del balance.
El macroevento musical supone, además, “un gran escaparate al mundo, con más de 700 periodistas acreditados”, que cubren y dan cobertura al certamen desde sus medios, añadió. Los hoteles “han estado llenos” y los restaurantes hasta han triplicado turnos de mesa”.
Los fibers se han vuelvo a ver por algunas de las playas del municipio, disfrutando de una semana de vacaciones de sol y playa, aparte de la música, en las que no han desperdiciado los baños en el Mediterráneo.
También han estado muy presentes por las cafeterías, bares y restaurantes del casco urbano, donde han aprovechado para coger fuerzas, refrescarse, tomar algo, y comer o cenar en cada jornada de su estancia.