Grupo Municipal Socialista // Benicàssim
Artículo de Opinión
Que una parte de los políticos locales del PP sean profesionales, que por eso crean ser más trabajadores que los que tenemos oficio y devoción por la gestión pública no quiere decir otra cosa que lo que es: una burda falacia.
Unos piensan que de la política se puede vivir y otros que la política ha de tener una dedicación interina. En esas reflexiones andamos cuando nos encontramos con la cantinela de siempre de nuestra inefable alcaldesa: poco trabajadores, demagogos, perdedores…
En estas lindezas anda Marqués cuando ve que no le salen las cosas a su antojo. Es lo que tiene no saber digerir los resultados democráticos emanados del plenario. El que consigue nueve votos gana. Hasta ahora ella iba de la mano de C’S. Desde que disputan el espacio de ultraderecha la cosa ha cambiado.
Uno de esos berrinches, pataleta, o irritación de niña a la que le quitan una muñeca cara de las manos asaltó a nuestra primera edil cuando vio que no podía meter 4.000 euros en comprar unas sillas anfibias y quitarlos de la partida de las campañas de igualdad de la mujer.
Es triste, deplorable, que una alcaldesa, secundada por la comparsa de la concejala de Igualdad, tenga que recurrir a recordar los exabruptos de una ministra en una conversación privada para, acto seguido, tacharnos de demagogos.
Más aún, citar episodios lastimeros para darse el pisto de señora de la caridad. Dicen los manuales de política facilona y demagogia de saldo que para llegar más efectivamente al público la casuística, la anécdota cierta o inventada, es un elemento de efectividad contundente en campaña electoral.
Pues así nos quiso usar la primera edil. Después vociferó donde pudo y como pudo que estábamos en contra de que los discapacitados tomaran el baño. No, estamos en contra de que ella se dé un baño de multitudes con nuestros impuestos y recortando de cosas sagradas como las campañas a favor de la igualdad de las mujeres.
Minutos antes había dicho que quería gastar 4.000 euros en mejorar la cabalgata de reyes. Era muy fácil: dinero de la cabalgata para sillas anfibias y los 4.000 de igualdad se dejaban donde estaban.
Tendrá que explicar la oscura, muy oscura, razón por la que prefiere quitar dinero en la concienciación sobre la condición femenina y meterlo en reforzar los servicios de una empresa que acaba la concesión pronto.
Si es triste tener que escuchar los mítines facilones de la alcaldesa en cada plenario, penoso es tener que oír las redacciones escolares que se traen de casa sus adláteres. Como corderitos fieles forman en el redil y repiten las instrucciones que por nota manuscrita o telefónica les impone la señora Marqués.
Nuestro ejército ha perdido un buen sargento. Lástima que la política sea otra cosa, porque aquí no hemos venido a obedecer a alguien que trata con vehemencia, de manera displicente e histriónica a todo aquel que no le ría las gracias. Ella usa el látigo con los suyos y sabe que con los otros no puede.
Resumiendo: la señora Marqués pretendía reducir la inversión en igualdad, pagar unas sillas anfibias y ampliar el boato de una cabalgata de reyes. ¿Ustedes cuál de estas tres de estas posibilidades inversoras hubieran eliminado? Ella tiene su criterio: lo que la haga lucir individualmente.