Grupo Municipal Socialista // Benicàssim
No es un partido de fútbol, pero podría serlo. A estas alturas del encuentro político, en plena reflexión táctica del intermedio, nos encontramos con una ventaja sustancial en lo relativo a inversiones en nuestro pueblo (2 a 0).
El primer gol, de factura táctica impecable, y resultado del buen juego exhibido por nuestro equipo, se produjo al superar la barrera del CEAM de falta ensayada. El CEAM es el Centro de Mayores, aquel edificio que se hundía con estruendo bajo la floja defensa de los centrales Camps y Fabra, con los laterales Marqués y San Miguel viéndolas pasar por alto.
De la época de Camps y de Fabra, con la ayuda “amarrategui” de Marqués y Vicente Farnós era el desaguisado conocido como Villa Elisa que, cual la mítica finca de Tara en Gone with the Wind, se llevó a la pura ruina porque la señorita Escarlata O’hara (aunque lo de escarlata podría ser más bien azul celeste) se empeñó en constituirla en ofrenda u holocausto al señor del Palau para disfrute de los pocos de siempre –léase Castelló Cultural y sus intersticios poco salubres.
Pues así estamos, a mitad del juego y con nuestra estimada alcaldesa en el equipo que pierde el partido, viendo a quién ficha y en posiciones de descenso. Los otros elementos citados (Camps, los Fabra, Farnós, etc.), pese a tener veinte años de contrato, han sido jubilados por la afición que ya no soportaba el juego tosco y chusco. Piden ayuda a los Bonig y Moliner. La primera no tiene todavía carnet para entrenar, del segundo se sabe que se retira a final de temporada. Por lo tanto, les queda llamar a Barrachina, el en otro tiempo compañero de banquillo de Marqués. Los dos son partidarios del juego bronco: patadón y palante, barro en el campo y siega a la altura de los tobillos.
Acabado el símil futbolístico, diríamos que con la consecución de estos dos edificios se abre un futuro esperanzador para Benicàssim. Si Villa Elisa, la impagada durante 12 años por el Partido Popular, es un santo y seña de la cultura local, no es menos cierto que el CEAM es socialmente más necesario. La Generalitat lo sacó a licitación tan pronto como pudo.
La cuestión, por ahora, parece muy clara: el CEAM se puso en marcha con el plan Con-Fianza de Camps, se hundió, se abandonó, se dejó a la deriva. Llegó un gobierno socialista y puso el dinero sobre la mesa para que lo acaben.
Lo otro, Villa Elisa, se echó a perder por los impagos del gobierno del PP y de Castelló Cultural, una ruina sobre la ruina económica que produjeron los gobiernos de la Fórmula 1, Canal 9, Copa del América, Ciutat de les Arts, Ciutat del Cinema, Mundo desilusión, aeropuerto, …
El caos parece que llega a su fin y que lo poco que puede hacer la Generalitat de Ximo Puig es ir tapando los agujeros que otros generaron. En Benicàssim se lo agradecemos porque nos hemos marcado dos tantos de lo más vistoso y efectivo. Esperemos a rearmarnos con nuestra economía saneada. Por el momento nos queda la satisfacción del trabajo humilde y callado que nos ha llevado a estos dos grandes logros locales.