Con la actual confusión política nacional, este aparente desbarajuste entre partidos y la incertidumbre que nos arrastra desde hace meses, tenemos que hacer un análisis frío de los hechos en lo relativo a la política municipal.
Para empezar, con la actual situación de los grupos locales, sin mayorías, cabe cualquier pacto para tomar decisiones. En ese sentido, puede que los pactos estatales inclinen la balanza hacia la derecha o hacia la izquierda en España, lo que definiría más la política local. En el primer caso, para que Ciudadanos se coaligue de manera tácita con el Partido Popular, siempre que concurra el beneplácito de ARB. Es decir, que haya un tripartito “de facto”, aunque no de “iure”.
Sea como sea, queremos hacer una lectura positiva de cualquiera de las dos circunstancias si atendemos a los beneficios que Benicàssim pueda tener de ello. Vayamos a la primera hipótesis, que el Gobierno de España esté en manos de PP+Ciudadanos. Eso no supone ninguna mayoría absoluta y se abre a la flexibilidad aritmética de las cortes. Ahí, precisamente, es donde Benicàssim puede sacar un rédito en infraestructuras necesarias si sabemos jugar nuestras cartas. Benicàssim necesita descongestionar la 340, liberar la Ap-7, tener accesos Norte y Sur en condiciones, una depuradora nueva, ser parada de los trenes de cercanías, desarrollar los planes urbanísticos de manera sostenible y desestacionalizar definitivamente el turismo.
Algunas de estas cosas solo se pueden solucionar con la gestión de presupuestos del Estado, concretamente del Ministerio de Fomento. Los partidos políticos locales, por lo tanto, tenemos la obligación de pedir a nuestros representantes en Madrid que nos escuchen y que nos hagan caso. Si no hay una mayoría absoluta que aplique su rodillo, como hasta ahora lo ha hecho el PP, los partidos podemos ejercer presión sobre los nuestros para que concedan a Benicàssim lo que es justo, las demandas de décadas y décadas de reivindicación. Ciudadanos y PP tendrán que presionar más a los suyos en el gobierno para que tomen esas decisiones. Hasta ahora, Rajoy y Fabra no habían movido un dedo por nuestra localidad.
Pasemos a la segunda hipótesis, la de una coalición múltiple con los nacionalistas. En ese caso habría que saber gestionar la mayoría para conseguir los mismos fines. Un partido como el PSOE no debería caer en ningún tipo de chantaje y dejar que las inversiones en infraestructuras deriven principalmente en Cataluña y País Vasco. El País Valenciano está más necesitado de ellas que no nuestros vecinos y ellos saben que necesitan de unas redes de comunicación con el sur que sean rápidas y eficientes. Por lo tanto, en pos de una mayor solidaridad con los valencianos, en función de una comunicación fluida desde Valencia hasta el Norte, tendríamos que seguir defendiendo esas infraestructuras que necesitamos.
Pongamos como ejemplo la N-340, ese muro que afea, separa y contamina acústicamente nuestra ciudad. Necesitamos deshacernos de esa carga de tráfico. Eso solo se puede hacer con una A-7 y una AP-7 eficaces en la absorción del tráfico sobrante de la 340.
Podríamos continuar con un centenar de ejemplos más, pero lo dejaremos para otro momento. Lo importante, ahora, es pensar que todos los grupos políticos locales hemos de empezar a movernos para hacer que Benicàssim salga beneficiado de la situación política resultante tras la presente incertidumbre.
Miguel Alcalde Sánchez /Adolf Piquer Vidal. Grupo Municipal Socialista.