CULTURA Festivales de Música
Vicent Campos e Ignasi Jordá impregnan el Monasterio del Desert de les Palmes de su música
E. BELLIDO // BENICÀSSIM
Centenares de personas disfrutaron ayer de la segunda sesión de la XV edición del Ciclo de Música Sacra que se celebra en el Monasterio del Desert de les Palmes esta semana, tras la actuación inaugural del martes de Música Divina.
El protagonismo lo tomaba ayer el dúo formado por Vicent Campos, a la trompeta, e Ignasi Jordá, a la clave con un programa que constaba de dos partes bien diferenciadas con la primera de ellas dedicada a temas de autores como Tommaso Albinoni, Joan Baptista Cabanilles así como Giuseppe Torelli. Mientras, la segunda incluía la interpretación de temas de Henry Purcell, Johan Sebastian Bach y de Georg Friederich Handel.
El talento de Vicent Campos quedó patente dado ya su amplio historial musical, siendo premio de Honor Extraordinario Fin de Grado en la Especialidad de Trompeta y habiendo obtenido recientemente el Diploma de Estudios Avanzados. El clavecinista y organista de Alcoi Ignasi Jordá también destacó siendo un gran interpretador de la música antigua en teclados históricos y contando con una formidable formación.
El ciclo continúa hoy (jueves) con La Virgen Gótica, a cargo de Diego Blázquez, canto; y Felipe Sánchez Mascuñano, laúd medieval y vihuela de péñola. El viernes será el turno de Flavio Ferri-Benedetti, contratenor; Miguel Falomir, viola; y Victoriano Goterris, al piano con Visiones del alma. El programa del sábado contempla la actuación Falsis Fratribus con Xavi Boïls, corneta; y David García, sacabuche alto y tenor; así como Manuel Quesada, sacabuche tenor; Xavi Banegas, sacabuche bajo; e Ignasi Jordà, al órgano.
El concierto L’Estança Harmònica clausurará el certamen el domingo, 27 de julio, a las 20.00 horas, con la soprano Isabel Alcaraz; Josep Rius, flautas de pico; Sven Valcàrcel y Anna Sifre, violín barroco; así como Miquel Falomir, viola barroca; Anna Pitarch, violoncello barroco; y Manel Sifre, clavicémbalo.
Bajo el título de La soledad sonora. Hora de laudes, el festival se consolida como un referente en la disciplina, proponiendo una oferta diferente de ocio marcada por el carácter espiritual de la música. Una propuesta diferente para dar a conocer el patrimonio cultural del Desert que verano tras verano consigue atraer hasta el monasterio a amantes de una música nacida en Europa hacia la Alta Edad Media (siglo V) y desarrollada como parte de los ritos cristianos de la época.