Redacción // Benicàssim
Villa Elisa vuelve a ser escenario de bodas después de alrededor de 15 años. El palacete municipal de la playa del Voramar de Benicàssim retoma estas ceremonias para enamorados ahora en un espacio completamente renovado, que luce tras su reciente restauración.
La primera tuvo lugar a principios de mes con un enlace de dos mujeres, Cristina Vicent i Virginia Melián, que llenó de amor las paredes de la romántica e histórica mansión. Fueron el alcalde de Sant Jordi, Iván Sánchez; y el concejal de Fiestas, Economía y Hacienda de Benicàssim, Arturo Martí; los encargados de oficiar la boda, que en esta ocasión se celebró en el porche.
«Fue una boda muy emotiva, sencilla pero al mismo tiempo muy elegante. Hicimos el ritual de las arenas porque las novias están muy vinculadas al surf y el mar… Y éste es un ritual que proviene de Hawái», según explicó Sánchez.
Por su parte, Martí destacó que es «un espacio idílico, frente al mar, con el señorío que tiene la villa en sí, el atrezo y toda su historia… se respiraba una magia especial en el evento». Además, en este caso, un coche de época ayudó a decorar el espacio.
Villa Elisa es uno de los pocos edificios públicos habilitados para la realización de bodas civiles en Benicàssim, como son el Ayuntamiento y el salón de plenos de la Casa de la Cultura, donde se celebran la gran mayoría de estas ceremonias.
Pero el palacete del paseo Pilar Coloma da mucho más juego. Su bonita entrada y jardines por donde acceder con música nupcial, la grandiosidad de la histórica villa y su privilegiada ubicación a primera línea de mar la convierten en uno de los lugares más atractivos para darse el sí quiero.
Tasa y normas de uso
Eso sí, el precio es superior al de casarse en el Ayuntamiento, aunque no se ha subido respecto a cuando se celebraban bodas anteriormente. «La tasa se mantiene en 300 euros. Dentro de la línea que seguimos desde el equipo de gobierno de no subir la presión fiscal y congelar tasas y precios públicos, mantenemos la cuantía del año 1999», según explica Martí.
Hasta el momento ya hay programadas unas cuatro o cinco bodas de aquí a final de año, según señala el concejal. Y se suele dar un plazo de tres meses por la espera de tramitación de expedientes.
Para garantizar el orden y cuidado del protegido espacio, se han aprobado además una serie de normas para su utilización, como es que solo se pueden celebrar las ceremonias en el hall de entrada frente a la capilla de la villa y en la terraza de la entrada principal (porche).
El horario de celebraciones será los viernes por la tarde de 17.00 a 20.00 horas y los sábados por la mañana de 11.00 a 13.00 horas.
La normativa aprobada también recoge la prohibición de lanzar cualquier tipo de elemento simbólico propio de las celebraciones civiles, así como el encendido de material pirotécnico en la villa, su jardín o paseo marítimo, con la finalidad de preservar la instalación y evitar peligro en las zonas de paso.
Tampoco se permitirán charangas y elementos externos de reproducción musical, ya que el consistorio pondrá megafonía y reproducción de música.