Eva Bellido // Benicàssim
Cerca de una decena de vecinos fueron desalojados este viernes por la noche de un edificio, situado entre la calle Santo Tomás y Los Dolores, a causa del fuego producido en un cuadro de luces.
En torno a las 23.00 horas las personas que se encontraban cenando o tomando una copa en las terrazas de los restaurantes de ambas calles comenzaron a notar un olor «a plástico quemado» y humo, por lo que se trasladó el aviso a los cuerpos de seguridad.
Hasta el lugar acudieron varias patrullas de la Policía Local y la Guardia Civil, así como bomberos del parque de Orpesa, que comprobaron que el foco del humo estaba en el interior de un cuadro eléctrico, ubicado en la parte baja de la finca, junto a la entrada de un local que estaba cerrado.
Según explicó el jefe de los bomberos, «se prendió fuego el cuadro de luces», probablemente a causa de «un cortocircuito», propagándose el humo tanto al local como al edificio.
Los bomberos procedieron, primero, a romper los azulejos que lo tapaban y la puerta de hierro, para poder apagarlo después «con un extintor de CO2, porque agua no se puede tirar por el peligro que conlleva», apuntó el responsable del equipo.
Ventilación del local y el edificio
Una vez controlado y extinguido se encargaron de la ventilación del local situado en el bajo y del edificio con varias plantas, que habían resultado afectados por el humo, para que los vecinos pudieran regresar a sus casas.
Afortunadamente nadie resultó herido.
El suceso levantó una gran expectación, sobre todo, en la plaza de Los Dolores, donde como cada fin de semana había una gran cantidad de personas.
Y fueron muchos los que contemplaron con admiración y curiosidad la actuación de los bomberos, incluso llegando a aplaudirles. También se detectó cierta preocupación por el posible peligro.
Las consecuencias
El incendio en el cuadro de luces sí conllevó algunas consecuencias como el corte de luz en la zona, afectando a las viviendas y restaurantes situados hasta la Fuente del Señor.
Al quedarse los bares sin luz no pudieron seguir empleando las cajas registradoras, por lo que tuvieron que sacar las cuentas de las mesas a mano.
Tampoco pudieron hacer los cafés, pues muchos estaban en la parte final de la cena; y tuvieron que trabajar hasta el cierre del establecimiento sin luz en el interior de su local, ni en la calle.