Artículo de opinión
José Carlos García // Concejal de Vox
Ayer, mientras iba de camino a recoger a mi nieta del colegio, emergió del baúl de mis recuerdos la imagen de mis hijas que, con sus frescas sonrisas y con los bazos abiertos, venían a decirme lo contentas que estaban por la alegría que les transmitían sus profesoras.
Mientras las abrazaba, me invadió un sentimiento de satisfacción al ver que había acertado en la elección del centro educativo para la formación de mis hijas.
Las sonrisas se iban desvaneciendo a medida que me acercaba a la puerta de salida de los alumnos y, sin proponérmelo, escuché la conversación de dos padres, donde uno de ellos manifestaba su disconformidad con el proceso de escolarización que se había aplicado, ya que ello le había privado de escolarizar a su hijo en el centro que él estimaba más conforme con sus valores.
¿Cómo es posible, que hace treinta y cinco años, yo pudiera elegir el centro escolar para mis hijas y el padre que guardaba cola no pueda, hoy, elegir centro? ¿Acaso las leyes no le amparan?
Mi inquietud me llevó a buscar respuestas para los padres que están en esa situación. La primera la encontré en el artículo 27 de la actual Constitución Española:
“Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación que esté de acuerdo con sus propias convicciones».
Junto a este derecho está el derecho a la libertad de enseñanza. Es la primera vez, en la historia constitucional de España, que se integra la libertad en la transmisión del saber y la efectividad en el acceso a su recepción.
El binomio libertad de enseñanza y derecho a la educación habría que enmarcarlos en la libertad que garantiza nuestra Carta Magna.
Por tanto, los distintos modelos educativos están amparados por la Constitución y serán objeto de elección de los padres en función de sus convicciones.
Lo que nos lleva a potenciar el pluralismo educativo para poder satisfacer las demandas de los padres, y fijar los procesos necesarios para que los progenitores tengan las mismas posibilidades a la hora de ejercer su derecho a elegir el centro educativo que esté de acorde con sus convicciones.
La segunda razón que asiste a los padres a reclamar la libre elección de centro educativo la encontramos en el artículo 78.1 de la Ley Orgánica de Educación:
“Las Administraciones educativas garantizan el derecho a la educación, el acceso en condiciones de igualdad y la libertad de elección de centro por padres o tutores”.
Por otra parte, la Consejería de Educación de la GV nos ofrece una tercera razón en la Orden 7/2016, de 19 de abril: “Consejería de Educación articulará un procedimiento que garantiza la libertad real de la familia en la elección de un puesto escolar para sus hijos.
Asimismo, en el artículo 26 de la Declaración de los Derechos Humanos podemos leer: “Toda persona tiene derecho a la Educación … los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
Por si no fuera suficiente, dentro del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU de 16 de diciembre de 1966, podemos leer:
“Los Estados se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, de escoger para sus hijos o pupilos escuelas distintas de las creadas por las autoridades públicas, que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Estas razones no son suficientes para que el Consejero Marzà reconozca el derecho de libre elección de centro educativo, que asiste a los padres en la escolarización de sus hijos.
Simplemente los ignora, inmerso como está en su deriva totalitaria, ya que para el curso 2019-20 ha creado áreas de influencia municipales, es decir, opta por la creación de distritos escolares dentro de un mismo municipio a través de unas instrucciones, que no tienen ningún rango legislativo (http://www.ceice.gva.es/es/web/admision-alumnado/inicio).
Para Vox esta instrucción es contraria a derecho y coarta la libertad de los padres, ya que no pueden optar a toda la oferta educativa sostenida con fondos públicos que se ofrece en el municipio, si éste está zonbalizado como es el caso del municipio de Benicasim.
El grupo político Vox en el Ayuntamiento de Benicasim eleva la VOZ de los padres que piden se les reconozca su derecho de libre elección de centro escolar para sus hijos, como manifestó en el Pleno Municipal de Benicasim para que se inste al Gobierno de la Generalidad Valenciana a la elaboración de un decreto para implantar un distrito único escolar en cada municipio, con lo cual quedarán eliminadas las áreas de influencia del Consejero Marzà para la elección de centro escolar.
Vd. por la deriva que llevan sus razones, por lo visto es de los defienden hasta la separación de sexos en las aulas o colegios, algo que esta en su derecho, pero para eso están los colegios privados, nadie lo prohíbe, como si hay padres que quieren enseñanza islámica, etc. Pero el estado, debe de instrumentalizar un tipo de enseñanza única igual para todos y todas con la colaboración y aportación de las diferentes comunidades, yo se que esto a los de su pensamiento no les gusta, al igual que a mi no me gusta por imposible, que el modelo de educación PUBLICA sea a capricho de los padres. Vd. puede elegir la clase de educación que quiera, a su capricho en la privada o elegir la publica que solo hay un modelo para todo@s igual.
En realidad, lo que defiende este partido es que les paguemos unos colegios a los que, después, no pueden ir los hijos de los trabajadores y de la gente normal. Es decir, primero crean negocios para que se lucren empresas de ideología ultrareligiosa, después se hinchan a recibir subvenciones públicas (pagamos todos) y ellos eligen a los niños que pueden entrar o no. Además de pagarlas con nuestros impuestos se dedican a explicar sandeces como lo de Adán y Eva y a negar la ciencia de Darwin. Eso sí que es ideologizar, y no lo de la pública.
En fin, lo que quieren esta gente es que les paguen las clases de equitación a sus niños.
El que ha nacido en un pueblo del interior, condenado a recortes (como hizo la Consellera Catalá del PP) y, mientras, llenamos las alforjas de los de San José María de Escribá. Vive Dios, ya se ve de dónde vienen algunos de los miembros de la ultraderecha local, huelen a incienso y a sacristía, pero prefieren que los pobres no tengan acceso a la educación igual que los ricos. Los fariseos de Benicàssim, muy conocidos por todos, no nos van a engañar. No quieren libertad de enseñanza, sino libertad para ganar mucho dinero con la enseñanza: un derecho básico y fundamental de los seres humanos. Educación en igualdad y en libertad, no en desigualdad y con el liberticidio de los ideales religiosos.