Seguro que al leer las primeras palabras de mi artículo, en sus cabezas habrán comenzado a dar vueltas numerosas preguntas. Tranquilos, seguro que al final del mismo las habré contestado.
Pasan los años, la actividad política te va haciendo entrar en un mundo que al inicio desconocía, pero que poco a poco voy descubriendo. Cuando uno se dedica a este malmirado trabajo, cree que está en sus manos poner en marcha esas infinitas soluciones con las que tanto había soñado.
Cree, sin estar mas lejos de la realidad, que en este mundillo, la limpieza y el respeto existen como en otros círculos laborales, pero el tiempo y la lucha te van demostrando que no es así.
Como portavoz del Partido Popular, tengo que salir de cara a numerosas acusaciones, defendiéndome de ese descrédito que algunos desearían echarme encima. Tal vez, pudiera llegar a entender que, en el fragor del debate político, lleguemos a manifestarnos con dureza, intentando rebatir las opiniones o los criterios de otros grupos políticos, pero nunca podré aceptar ciertas formas barriobajeras que algunos utilizan con demasiada frecuencia.
¿Decencia? ¿Respeto? Ciertos partidos políticos con los que convivimos en Benicàssim no saben ni qué significan estos términos, ni los aplican. Una vez tras otra han ido demostrando que para adquirir visibilidad política son y han sido capaces de utilizar la mentira, la falsedad, las medias verdades. Su modus operandi siempre es el mismo: acusar al PP de situaciones que eran absolutamente falsas, con el único objetivo de utilizar el “difama que algo queda”.
Frente a ese “rastrerismo político”, el Partido Popular actúa, habla y trabaja con la verdad por delante. Nosotros no jugamos de esa manera.
Desde nuestro grupo político creemos que la vocación de servicio público a nuestro pueblo y a nuestros ciudadanos es algo mucho más seria. No todo vale.
La última de estas lamentables actuaciones de la oposición, la tuve que sufrir hace un par de días. Los activistas 2.0 de los partidos de izquierdas trataban de hacer llegar por medio de las redes sociales la posible responsabilidad de un accidente de tráfico a mi partido político.
En política no se puede llegar más bajo, cuando ya se utiliza el dolor ajeno para ganar un puñado de votos. Esa actitud es absolutamente reprobable y si son capaces de esto, desde luego, de ustedes ya lo espero todo.
Sin embargo, sí les adelanto que: mi convicción y mi educación no me permitirán nunca actuar de esa manera.
Asumí ya hace tiempo que tendría que trabajar durante unos años sometido a las posibles falsas denuncias, a estar bajo el prisma de una mira telescópica que llevara cada una de mis decisiones ante los ojos de un juez, y aunque me duele tener que sufrirlo he sido capaz de soportarlo. Ahora bien este nuevo tipo de artimañas, que están cada vez más cerca de la política de cloacas y la indecencia.
En el Partido Popular de Benicàssim, trabajamos un grupo de ciudadanos que vinimos a ofrecer nuestras ideas y nuestro tiempo por el bien de nuestro pueblo, abandonando en muchas ocasiones a nuestras familias, despojándonos una vez tras otra de todo lo que nos rodea, perdiendo intimidad y privacidad en nuestra vida por el bien de todos y eso dista mucho de las repugnantes maneras que algunos utilizan.
Solo quiero dejar claro cómo somos unos y cómo son otros, nosotros pedimos acuerdos, propuestas, ideas que hagan Benicàssim una ciudad cada día más atractiva. Por eso, no deseamos ni de cerca este tipo de actitudes cargadas de olor a azufre y repugnancia. Y si no les gustan mis palabras, no haber hecho uso del dolor de muchas familias para jugar a la política.