Este verano hemos podido ver cómo la hostelería local ha recuperado el terreno perdido durante los últimos años. Una ciudad como la nuestra, con unas posibilidades turísticas enormes, se ve continuamente afectada por los embates del gobierno central que nos desatiende y nos deja al albur de acontecimientos económicos imprevisibles.
Sin accesos por carretera cómodos, sin trenes de cercanías que garanticen regularidad, con un aeropuerto al que no llega un transporte regular, Benicàssim se sobrepone a todas esas circunstancias adversas y mejora día a día su atractivo turístico veraniego. Con los festivales en el frontispicio de nuestra marca, hemos seguido creciendo en visitantes.
¿Qué pasaría si las autoridades del estado español, ese que nos ha dejado seis años en el abandono más absoluto, hubieran hecho algo mínimo por nuestra ciudad? Pues sucedería que tendríamos accesos mejores a la ciudad, que tendríamos una depuradora en condiciones y no una obsoleta, que el tanatorio estaría en marcha, que quizás tuviésemos planes para el bulevar, que los trenes llegarían con mayor frecuencia, que nuestros estudiantes podrían viajar a la universidad con tranquilidad y sin gastos de gasolina, que nuestra gente iría y vendría de Castellón y Valencia sin mayor problema.
A pesar de los obstáculos, Benicàssim ha pasado un verano salvable, se ha recuperado de la debacle económica con el esfuerzo de sus ciudadanos. Las autoridades que tenían que poner algo de su parte siguen mirando por sus intereses. Dicen que la formación de gobierno puede beneficiarnos. Dudamos que este gobierno que nos tuvo cuatro años sin una inversión haga algo por nuestra ciudad. Aquí invertimos en visitantes y nuestros comerciantes y restauradores se esfuerzan en mejorar a diario. Con el viento gubernamental sin soplar para los benicenses, remaremos todos para llevar esta nave a buen puerto.
Adolf Piquer/ Miguel Alcalde.