Eva Bellido // Benicàssim
El 25º aniversario del FIB no está teniendo el impacto económico que esperaban los empresarios benicenses, que lamentan que están teniendo «un 60% menos de caja» estos días, en comparación a la pasada edición.
La razón exacta no la saben, pero sí apuntan a un «cartel flojo», la «alta competencia en el sector, con cada vez más festivales», y que los asistentes que llegan cada vez «se quedan más en el recinto y en alojamientos en otros complejos, como el caso de Marina d’Or, en Oropesa».
El presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Benicàssim (Ehosbe) y miembro también de la agrupación de empresarios turísticos (AETB), Juan José Medina, explica que «ha venido muy poca gente y la que hay se va al festival y el casco urbano se queda vacío».
«Normalmente doblamos turnos de cena y estos días solo estamos haciendo uno y con pocas mesas ocupadas», relata.
Vicente Pallarés, del chiringuito Jota’s, también añade que muy pocos llegan a su playa (l’Almadrava), debido a la escasa cantidad de fibers que este año se han alojado en el cámping vip de Villacamp, en la entrada norte del casco antiguo.
Incluso algunos de ellos reconocen no haber recuperado la inversión que hicieron con las actuaciones que se desarrollaron con motivo del prefestival de este año, Rock This Town, en calles y plazas del casco urbano.
Muchos aseguran que ya no les compensa este certamen (al menos tal y como está planteado), «pues el ambiente se va al recinto y las calles se quedan vacías», dicen.
Además, lamentan que se ha perdido mucho turista tradicional durante estas fechas, que huyen de la masificación de los festivales y ese tipo de ambiente. A los comerciantes también les pasa factura, señalan.
Aunque también hay otros que cuentan que han seguido llenando sus terrazas, especialmente en las playas, con su clientela fija habitual, pese a este bajón del FIB.
Normal. Todos los hosteleros suben los precios en verano. Benicasim, además de ser el más caro, es el más sucio pueblo