E. BELLIDO // BENICÀSSIM
Alemania, Italia, Francia, Suiza, Dinamarca, Inglaterra, Korea, Honduras, Argentina, Chile, Australia, Austria, Chipre, Grecia, Finlandia… Y así personas de hasta más de 70 nacionalidades distintas conviven en el recinto del Rototom Sunplash estos días en Benicàssim a pesar de la intermitente lluvia de algunos días. Una mezcla de culturas que, sin duda, enriquece a los asistentes.
Es el caso del italiano Ernest Montagni (28 años) y sus dos hermanas (17 y 31), que han venido juntos en familia a disfrutar del festival reggae, de la música, pero sobre todo del buen ambiente. “Cuando se hacía en Italia no fuimos, pero ahora como vivo y trabajo en Valencia nos hemos animado”, contaba ayer Ernest. Dos chicos de Suiza, de 19 años, explicaban venir porque “amamos la música reggae”, al igual que otro grupo de amigos del mismo país, pero de 30 años.
Uno de Dinamarca achacaban a la “libertad del festival” como principal razón de su asistencia. También un grupo de chicas disfrutaba del evento en familia, dos hermanas, primas… procedentes de Inglaterra y otros dos amigos directos desde Londres. Estos son solo algunos de los miles de casos de los asistentes extranjeros que conviven esta semana en el recinto y el cámping.
El ambiente es muy bueno. Una cualidad del certamen, que además tiene como lema Peace Revolution, que hace que los más fieles al festival no fallen a la cita ni estando a miles y miles de kilómetros. Es el caso de Víctor Barreda, de 31 años, que disfruta de unas vacaciones en Benicàssim junto a su mujer y asisten algunos días al festival. “Venimos desde Portland, con mi mujer y mis dos hijos pequeños. Víctor a pesar de ya no vivir en España, tras cambiar de residencia a Estados Unidos, no ha querido perderse una nueva edición del Rototom y además participará en una de las charlas y debates de Mágico Mundo este jueves, hablando sobre sus conocimientos de una educación hacia la libertad y sobre su experiencia trabajando en una escuela de Portland.
“El buen ambiente y la música” también es la razón de otra de las asistentes para asistir al festival, en esta ocasión francesa, Danielle Beaulieu, de Melun (cerca de Paris) que ha venido “con todos los amigos” de toda la semana que dura el evento.