Grupo Municipal Socialista // Benicàssim
Artículo de Opinión
Dicen que cuando uno no tiene la razón grita, insulta y patalea para que al menos parezca que la lleva. Pues el rasgado de vestiduras, lloriqueo y pataleo es lo que exhibió el señor Javier Alonso en el último plenario. Con las vergüenzas de los incumplimientos con el Plan Edificant al aire, la alcaldesa se lavó las manos y le dejó el mondongo para que se ensuciara en un rifirrafe en el que no dudó en hacer el loro.
Esto es, escuchar al dictado en su oreja derecha lo que le mandaba su jefa y repetir como un cassette desajustado descalificaciones, alusiones personales de mal gusto e improperios al gobierno.
La sumisión es la divisa del PP, y sus genuflexos acólitos no dudan en acoger aquellas soflamas, dicterios, afirmaciones bochornosas que les dictan desde la casa genovesa de las gaviotas, aquí dirigidas a golpe de fusta por el genio agrio de nuestra alcaldesa.
Así andamos en este pueblo donde, lejos de hacer labor por proponer mejoras locales, los meritorios de doña Susana se lanzan a abrazar la farola que más alumbra; léase la del patriotismo de hojalata.
Y ya estamos a vueltas con los rompepatrias, con los salvapatrias y con las sagradas escrituras constitucionales, intocables e intachables para quienes, curiosamente, no las quisieron ni ver en pintura.
Ahora resulta que España es una patria milenaria, descubrimiento reciente de D. Pablo Casado que con esa teoría pretende dar su lección magistral de ingreso en la Real Academia de la Historia el día en que las ranas críen pelo.
Otros/otras, se disfrazan de bandera para lucir sus encantos patrios al sol que calienta por la derecha.
En estos afanes andan los arribistas de Rivera, esperemos que prescindiendo del mástil de la tal bandera. Lo decimos por los palos con los que en su momento acariciaban el reformado cuero cabelludo a Don José Bono alguno de estos exhibicionistas de patrioterismo de saldo comprado en el bazar más barato. Y no querían Educación para la Ciudadanía, con la falta que hace.
En esas cuitas perdimos una mañana en el salón de plenarios. Escuchando un lenguaje tabernario (que no es lo mismo que vernáculo por mucho que se empeñen algunos en hacer desaparecer las lenguas de esclavos, que es lo que significaba la expresión) nos tuvimos que aguantar hasta los modos tuercebotas de la primera edil con sus faltas de respeto, sus juegos malabares y dispares con el reglamento, y sus votos de calidad para salvar una situación que cada vez se hace más angustiosa al PP local, en el que para primeros de año próximo van a empezar los rasurados.
Ya sabemos que las navajas de barbero son muy sufridas y en cuanto mueves la cabeza te puede volar el cuello. Comienza la música de acero sobre el cuero al compás del afilado.