Los últimos días han sido de frenesí político en Benicàssim. Sin que hubiera ningún motivo aparente, la alcaldesa arremetió con ataques personales hacia los concejales de los grupos de la oposición. Incluso se permitió insinuar que el discurso de la representante de Ciudadanos, su partido comparsa, lo había escrito una mano ajena. Podría haber mirado a los extremos derecho e izquierdo de la bancada de su partido, si lo que busca son buenos redactores. Ahí los hay de enjundia cervantina.
Entendemos que la renuncia de Javier Moliner a continuar al frente del partido en la provincia está poniendo muy nerviosa a nuestra primera autoridad; más cuando parece que la fiscalía y los juzgados están dispuestos a averiguar qué ocurrió con el butrón del Hospital Provincial y los 25 millones de euros que se colaron por ese agujero. Ejemplo de gestión, decían ser los populares. Curiosamente, al frente de la política hospitalaria del provincial estaba nuestra querida alcaldesa.
En sus arrebatos coléricos, lejos de medir sus palabras, repitió un slogan muy usado –manido y rancio, diríamos nosotros—como aquel de que el PSOE se esconde detrás de las pancartas (tiempos gloriosos de Aznar, Zaplana y Fabra que ella añora). Hubo que recordarle sus florecientes momentos en la Diputación Provincial, donde colgaba una pancarta –aquella pagada con dinero de los ciudadanos—que decía “agua para todos”.
Algún motivo para irritarse, sin embargo, sí que encontramos cuando los juzgados le anulan una decisión de plenario del 2013, aquella que preveía una indemnización para la empresa que había cerrado la piscina municipal unos meses antes. El millón doscientos mil euros que nos “administraron” a los ciudadanos bien podían haber ido a parar a Villa Elisa, por ejemplo. Lástima que las preferencias de alcaldía estaban en otros sitios, con unos intereses empresariales concretos. Los mismos que hicieron cerrar la piscina unos meses después de su acceso a la alcaldía, que no antes, como dicen mintiendo.
Lo peor del caso es que, derrotada en algunas mociones clave, en los juzgados, jugando a la contra y sin iniciativas propias en los plenarios, echando mano del “y tú más” cada vez que se le inquiere, diciendo medias verdades cuando se le pregunta sobre el precio que pagan por las zonas de aparcamiento de los festivales, o reinterpretando leyes a su antojo, Benicàssim se ve abocado a una inoperancia administrativa, inacción política, anquilosamiento institucional, que los ciudadanos no se merecen.
Y Ciudadanos (el partido que menos hace por la ciudadanía), haciendo de comparsa del PP en nuestra ciudad, no da un paso adelante para tomar determinaciones. Las de Rivera se lo tendrían que hacer mirar. El 98% de las votaciones que llevamos en esta legislatura han sido en obediencia al dictado de la señora Marqués, que todavía ansía integrarlas en el equipo de gobierno, aunque por pudor ajeno no diremos las razones. A ver si hay boda o divorcio, ya nos estamos cansando de cantarles el “que se besen, que se besen”.