URBANISMO Obras
E. BELLIDO // BENICÀSSIM
El Ayuntamiento de Benicàssim ha tapiado la entrada trasera del palacete municipal de Villa Elisa para evitar incidencias y actos vandálicos. Este acceso se encontraba semiabierto debido a la caída y deterioro de la valla y la lona que restringían la entrada, siendo un posible foco de paso a la parcela. Para evitarlo, el concejal de Obras y Urbanismo, Clemente Martín, explicó que se ha quitado la valla y “tapiado con un muro prefabricado de hormigón”. “Entran y lo destrozan todo, cada semana vamos a cerrar ventanas”, indicó. La medida se ha llevado a cabo cuando los operarios de la brigada se han encontrado en la zona desarrollando otras labores como la instalación de los nuevos aseos en el paseo marítimo.
Los actos vandálicos, así como el estado de deterioro natural tras siete años de abandono, por paralizarse las obras de su rehabilitación por impagos del anterior gobierno de la Generalitat, han propiciado numerosos daños en el inmueble, que se encuentra en unas condiciones deplorables. El consistorio ha presupuestado ya en “cerca de 10.000 euros” el dinero que se precisará para acometer su limpieza, según señaló Martín.
Tanto es así que, además, finalizar las obras de su restauración costará casi el triple, según el informe estimado de los técnicos municipales que se redactó el pasado año. De los 658.600,32 euros que faltaban para desarrollar el 25% restante de la obra cuando se paralizó la actuación en diciembre del 2008, ahora serán necesarios 1.620.864,84 euros, según se detalla.
Representantes municipales como la alcaldesa, Susana Marqués, el portavoz popular, Javier Alonso; y el de Compromís, Joan Bonet, acudieron en marzo a la Generalitat para reivindicar tanto la actuación pendiente comprometida como la deuda de 1,4 millones de euros del gobierno valenciano con Benicàssim en concepto de certificaciones de obra cuyos importes adelantó el Ayuntamiento.
También se propuso, al secretario autonómico de Cultura, Albert Girona, y el director de CulturArts, José Luis Moreno, la posibilidad de negociar deuda a varias anualidades para facilitar el pago, así como la necesidad de revisar el convenio original de gestión del inmueble al no darse ahora los mismos condicionantes económicos ni sociales para llevarlo a cabo.