Romina Pepe // Benicàssim
Otro año más nos dejamos sumergir por la magia del VII Festival Formigues Como el agua, en esta ocasión con la consigna de proteger el mar que nos rodea, nos acoge y da vida. Y así, sin más, con ganas de pasárnoslo bien, nos adentramos en todo su esplendor.
El domingo soleado nos acompañó a tope, no faltó música, los juegos, los puestos, pero sobre todo la energía que contagia a toda la familia y se está convirtiendo en un clásico de primera para pequeños y los que no somos tanto.
Dispuestos a no perdernos nada, comenzamos bien temprano el día, recorrimos todos sus espacios con juegos de madera, la carpa circo, un muro artístico, zonas de conciencia sobre ecología, pájaros, un rocódromo y hasta espacio de relajación para madres y padres.
He de destacar el pequeño Market, como el año anterior, era realmente de productos artesanos y novedosos: ropa hecha a mano, cuadros, productos biodegradables. Esto es de agradecer, ya que en otros espacios poco queda de artesanía y sólo se ven productos industriales a tope.
Además, me encontré con la grata sorpresa de un puesto de la tienda de juguetes Rincón de duendes. Un espacio único de Castellón donde hay libros de calidad, juguetes educativos y sobre todo una atención maravillosa de la mano de sus dueñas.
Conocí también a la fantástica responsable de @Solucioso. Estuvimos un rato hablando de conciencia ecológica, reciclaje, y opciones saludables. Me invitó a participar de un reto de 30 días, en el que puedo comprometer a mi familia a hacer pequeños cambios del día a día, pero que suman mucho para cuidar y dar más vida a nuestro planeta.
Me pareció estupendo que desde estos espacios culturales haya también opciones educativas para que los niños, poco a poco, entiendan el respeto que debemos tener por el entorno y la naturaleza, ya que este mundo es el único que tenemos.
De los Food trucks poco os puedo contar, desde la oferta de menús hasta los precios es relativamente igual a la del resto de festivales y fiestas populares… crepes, hamburguesas y pizzas, kebabs. Eso sí, propuestos de una manera estéticamente impecable. También había paella, este año no la probamos.
Los espacios de sombra eran abundantes y generosos, donde pudimos comer a gusto, descansar y coger fuerzas para todo lo que a grandes y pequeños nos quedaba por hacer.
Lo mejor de este domingo, para esta humilde servidora fue, sin duda, lo que pasó sobre el escenario, los conciertos de Xiula muy buen rollo, fantásticos estuvieron con el público en general y la energía que transmitieron nos dejaron de subidón para recibir a Billy Boom Band.
Imposible ser indiferente a esta banda de rock que, aunque digan que es para niños, creo que ahí los padres disfrutamos mucho, mucho.
Y como broche de oro, el gran cierre, que nos deja el corazón latiendo, con ganas de seguir la Batucada Rototom. Fue imposible dejar los pies quietos en el suelo, el cuerpo se te movía solo, los ritmos y la energía te dejan con ganas de más.
Como todo, llego el final, pero ya estamos en cuenta regresiva para el 2020, para disfrutar de otro festival que no deja a nadie fuera, que nos acoge como el agua, para seguir compartiendo días de alegría en familia bajo el sol de Benicàssim.