CULTURA Festivales de música
EVA BELLIDO / BENICÀSSIM
El Ayuntamiento de Benicàssim velará porque se produzca “una buena gestión del FIB” en esta próxima edición del certamen de música internacional y en sus futuras, “así como por los intereses de los proveedores benicenses”, según ha afirmado la alcaldesa de la ciudad, Susana Marqués.
Para ello, se realizarán las reuniones periódicas pertinentes a lo largo de todo el año de cara a su próxima edición con el objetivo de “estar informados de primera mano de la situación de la empresa y trabajar con la suficiente antelación en el FIB 2014”, según indicó la munícipe. Una ronda de encuentros que ya ha arrancado con una primera cita que se realizó con el hasta hace poco único propietario del festival, Vince Power, la primera edila benicense e, incluso, el presidente de la Diputación de Castellón, Javier Moliner.
Y es que el agujero que ha dejado Power tras la última edición del macroevento entre los proveedores, la mayoría locales, asciende a cerca de cuatro millones de euros, lo que ha creado un gran malestar en la población y alrededores y que incluso llegó casi a suponer la cancelación a última hora del festival, con el parón de algunos montadores si no cobraban al menos la proporción pactada. La complicada situación del evento se salvó finalmente con la venta del 65% de las acciones de Power por un millón de euros, según pudo averiguar este periódico, a dos importantes promotores europeos, lo que dio una importante inyección de capital para hacer los primeros e imprescindibles pagos para dar continuidad al certamen. Un enfado que, además, se encrespaba al ser ‘vox pópuli’ que el FIB es un festival rentable y muy exitoso que, a pesar de la considerable reducción de asistentes con la crisis, había obtenido beneficios.
Y que ha hecho intuir tanto a vecinos, como proveedores y hasta autoridades que la recaudación del 2012 ha sido redirigida a otro lugar sin hacer frente a los pagos del certamen de Benicàssim, lo que terminó causando la entrada en concurso de acreedores de la compañía. Así lo fueron denunciando gran parte de los acreedores afectados, conocedores del dinero embolsado con la macrocita que deducen se ha destinado a “pagar deudas de las otras empresas de Reino Unido del grupo de Power, tras la entrada también en concurso de acreedores meses antes de la empresa matriz Music Festivals, y las deudas de sus otros festivales, dos más británicos y el nuevo Costa de Fuego que se estrenó en Benicàssim y que al ser su primera edición no dio beneficios.
Marqués indicó que el Ayuntamiento está a la espera de conocer próximamente cómo se resuelve el concurso de acreedores de Maraworld –la empresa del FIB– y el informe el administrador Jaime Beltrán, aunque ya se avanzó la “viabilidad del festival”. La primera edila asegura que ya se ha demostrado que el certamen en sí sí que es un “negocio rentable, pero hay que garantizar que esta mala gestión no se vuelva a repetir”.