Eva Bellido // Benicàssim
Hay turistas fieles, incondicionales, que se convierten casi en una familia. Buena muestra de ello es el grupo de Zaragoza que lleva 40 años viajando a El Palasiet de Benicàssim y relajándose en sus instalaciones, donde triunfa la paz y el bienestar.
El complejo rindió un especial homenaje a sus huéspedes más veteranos el jueves por la noche, con un acto que abrió el doctor Joaquín Farnós, fundador del centro y del Termalismo de Benicàssim, junto a su hijo Vicente Farnós.
En su discurso les brindó unas emotivas palabras de agradecimiento, que dieron paso al concierto de la coral Juan Ramón Herrero de Castellón, dirigida por el maestro Manuel Torada.
El grupo interpretó piezas del repertorio de la música vocal española, especialmente de la compositora castellonense Matilde Salvador, que pasó también varias temporadas en el El Palasiet.
Los clientes disfrutaron, tras una cena en los salones, de esta actuación y también mostraron su satisfacción por poder visitar el complejo cada año, considerado como uno de los mejores centros de talasoterapia de España y pionero en la utilización del agua marina en terapias como la rehabilitación, el rejuvenecimiento, la puesta en forma, la lucha contra la fibromialgia y el reumatismo.
Estos turistas en cuestión forman parte del grupo que dirige José María Gimeno Arbal y que lleva casi 40 años ininterrumpidos sin fallar a su cita anual con el Palasiet.
Turistas veteranos
La visitante más veterana del grupo es Encarnación Benasalvas. «Vine porque tuve un problema de cervicales y no movía desde el hombro hasta la mano. Me operaron y llegué aquí a rehabilitación.
Entonces esto era solo hotel y desde aquí nos subían al antiguo Termalismo. Primero venía un mes al año y después pasé a dos turnos de 15 días y me recuperé por completo», señala.
Esta misma paciente cuenta que más adelante tuvo otro accidente y le pusieron prótesis en la espalda.
«Mis recuperaciones siempre son aquí porque me va de fábula. Estoy contentísima y no me lo pierdo. Nos hacen tratamientos de ultrasonido, masajes, gimnasia, rehabilitación…».
La turista más mayor del grupo es Paquita Caro, de 95 años. Su experiencia en el Palasiet comenzó en 1988, cuando se jubiló. «Venían unas amigas y me animaron. Tenía muchas taquicardias, buscaba un sitio donde estar bien, en un balneario y con las amigas», explica.
Gimeno, el coordinador del grupo, destacó por su parte «el buen trato» que reciben «siempre en estas instalaciones», en las que se encuentran «como en familia». «Tienen un gran equipo de personal y profesionales, y sin duda, es la mejor inversión en salud». Y ello es lo que les hace repetir cada año.