Grupo Municipal Socialista // Benicàssim
Cuando uno se encuentra en apuros de salud, si se siente mal, lo aconsejable es que visite a un médico. Pues parece que la salud política y democrática de nuestro municipio empieza a flaquear ahora que se acercan momentos decisivos.
El PP desesperado usando del insulto y del zarpazo demagógico para ver si salvaba el plenario sin un revolcón, C’S con la muleta rota porque Javier Alonso no compareció, Compromís haciendo oferta pública de pacto a Ciudadanos.
Ara Benicàssim y PSOE con los ojos como platos y a punto del infarto o la muerte súbita por hilaridad.
Para empezar, las patologías más graves no las viven los que pasan un resfriado por la fuga de unos votos o de un militante descontento que cabalgue sobre las encuestas.
Lo grave se produce cuando el pim-pam-pum es notorio, público y lleva aparejadas broncas que se arrastran en el tiempo.
La variopinta oferta derechista de nuestro municipio (incluyan a los grandes propietarios en esto) se extiende y se entiende en función de unos intereses personales y de clase; lo que los clásicos llamaban “laborando pro domo sua” y que en roman paladino podría descifrarse con “mirant per la butxaca”.
El plenario del día 26 de abril de 2019 pasará a la historia como el de mayor sentido de la responsabilidad política de la oposición.
Votamos con el PP, con la nariz tapada, para poder pagar facturas de proveedores.
La señora Marqués, desarbolada y con vías de agua mortales en su grupo municipal por el abandono de Don Javier Alonso afrontó la sesión con todos los miedos en el cuerpo y con todos los diablos llevándosela por dentro.
Eso se manifestó en el furibundo ataque a la oposición, insultos denigratorios al portavoz de Ara Benicàssim incluidos, por los que pedimos moderación a la presidenta de la sesión.
Tal era el estado de la señora Marqués, acompañada por la cara de funeral de alguno de los concejales que la flanqueaban, que uno de nuestros compañeros de bancada echó mano de pañuelo por si era necesario.
En la parte de en frente se veía a una Cristina Fernández relamiéndose de gusto con el butrón que había abierto al PP y viéndose ya alcaldesa con el apoyo de Vox (verdes las han segado).
En el ambiente flotaba la cara de pócker y la mirada de soslayo del que calcula pactos postelectorales.
La jefa de Ciudadanos a ver si da un zarpazo al PP y, con el PP sumado a Vox y ARB, o a quien haga falta, consigue el ansiado cetro municipal o vara de mando.
Creemos que le resultará difícil recomponer los odios levantados entre los populares y contener los ardores patrióticos de sus filas no tan prietas como a ella le gustaría cantar.
Si la política hacía extraños compañeros de viaje, habrá que hacérselo mirar, no sea que el vehículo de la derecha, manejado por alguien sin permiso de conducir, nos lleve a algún percance sonado. Ahí lo dejamos.
Joder! no se quien es el «escribidor» de este articulo de opinión, pero es como mover mucho la lengua y no decir nada, o como aquel que tira una piedra al aire y se queda mirando a ver donde cae.
A lo mejor hay que ser «entendedor»