EVA BELLIDO // BENICÀSSIM
Cerca de un centenar de personas participaron en la jornada de conmemoración del 80 aniversario de la creación de las Brigadas Internacionales celebrada este lunes en Benicàssim con un programa especial de actos. La mayoría de los asistentes familiares, hijos o nietos de brigadistas que estuvieron en la Guerra Civil, y simpatizantes, procedentes de países como Francia, Italia, Dinamarca, Estados Unidos, Polonia, Alemania, Puerto Rico, Rumanía, Holanda, Gales, Escocia o Suecia, entre otros, según indicaron los coordinadores José Medina y Cristina Escrivà.
Las actividades arrancaron con la inauguración de una placa homenaje en el hotel Voramar, que ejerció como hospital temporal de las brigadas que combatían en el ejército republicano durante la Guerra Civil (desde diciembre de 1936 a abril de 1938), con la presencia del secretario autonómico de Turismo y exalcalde de Benicàssim, Francesc Colomer; la alcaldesa, Susana Marqués; y el concejal de Cultura, Javier Alonso.
Y continuó con un recorrido por las villas del paseo que formaron el complejo hospitalario, el más importante de la provincia, que fue elegido por las buenas comunicaciones por carretera y ferrocarril, el abandono temporal de estos edificios de la burguesía por el estallido de la guerra y el excelente clima, idóneo para la recuperación de los heridos, según se detalló durante la visita guiada. Frente a Villa Pons también se descubrió una placa homenaje traducida en nueve idiomas.
La actuación del Grupo de Cámara Marxant amenizó la jornada, que también contó con un emotivo homenaje a las víctimas en el cementerio, con ofrenda de flores y banderas en el monumento a las brigadas, así como interpretación de himnos. Por la tarde, se realizó la presentación del libro de las IV Jornadas 2014 y el visionado de fragmentos de documentales e imágenes de 1937-1938.
Colomer destacó la “importancia de que Benicàssim celebre este hecho, pues es una localidad turística, que tiene que tener su identidad e historia; y éste es un episodio que reunió a gente de todo el mundo, intelectuales y también médicos que vinieron a curar en este espacio”. Por su parte, Marqués también resaltó “poner en valor el Hotel Voramar y las villas, así como su historia a lo largo de los años”.
HISTORIA // El Hotel Voramar, construido en 1931 efectuaba la función más importante. Disponía de dos plantas y fue el principal recinto hospitalario con quirófano, organizado por los hermanos Peña, médicos de Castellón. Durante esta época recibió primero el nombre de Largo Caballero (presidente del Gobierno Frente Popular) y, posteriormente, Villa Frente Popular.
En Villa la Torreta, situada frente al Hotel Voramar, se situó el cuerpo de guardia; la antigua Villa Concha, Villa Koral, se utilizó como calabozo; en Villa Serret, una planta era la farmacia y la otra el gabinete del dentista; en Villa de los Bau, creada por el Ministro de Instrucción Pública, era donde estaban los huérfanos de los milicianos; Villa Pilar, cumplió las funciones de archivo general; y en Villa Méndez-Vigo había una sala de operaciones, la otra sala estaba en Villa María, llevada por un equipo quirúrgico checo y donde también se encontraba la sala de rayos-x .
Mientras, Villa Victoria fue la escogida como centro cultural; en Villa Amparo estaba la unidad para enfermedades infecciosas principalmente el tifus, que causó un número importante de bajas; Villa Pons fue acondicionada como hospital; Villa Isabel, Gens, Vicentica y Villa Coloma (ahora apartamentos Carvict) y Carpi fueron habilitadas como dormitorios. Cada villa disponía de unas 50 camas. El amplio complejo acogió a miles de brigadistas en este periodo, según las fuentes consultadas por este periódico. Y todas cambiaron de nombre mientras ejercieron como hospital.
Los apartamentos Villa Margarita, antigua Villa Bachará, eran la intendencia de todo el complejo hospitalario a la vez que matadero; y Villa del Mar estaba dedicada al presidente de la República, Manuel Azaña y se denominó El Club Azaña, albergando la cantina del centro. Allí se servían bebidas alcohólicas y tentempiés. También se realizaban mítines y actuaciones. Y había un gran periódico mural donde se reflejaban las noticias del frente y de la política nacional e internacional.
Incluso se convirtió en campo de fútbol el descampado donde ahora están los apartamentos Torrecassim, pues una de las tareas de los brigadistas era el deporte para ayudar a su recuperación física y mental. Y el garaje del Hotel Voramar tenía función de teatro, donde se realizaban además reuniones generales, conferencias, bailes, espectáculos y proyección de películas, terminando la mayoría de estos actos con el puño en alto cantando la Internacional.
VISITAS ILUSTRES // Este importante complejo hospitalario fue visitado por diversos personajes ilustres de la época, como escritores, artistas y políticos comunistas, que se acercaron a ver el centro y comprobar el estado de los heridos, entre los que destacan Alejo Carpentier, Hemingway, Erhenburg, el cantante de ópera negro norteamericano Paul Robeson, el cantante y actor alemán Ernst Busch, el cantante de copla Miguel de Molina, y los políticos Dolores Ibarruri, La Pasionaria; y el doctor Juan Negrín, presidente del Gobierno, que visitó el enclave en octubre de 1937. Carpentier dejó sus impresiones en el libro ‘La consagración de la Primavera. El futuro dirigente yugoslavo ‘Tito’ fue uno de los pacientes hospitalizados’.